Opinión

¡Pobre Borja María!

Pues, dilecta leyente, me ha entrado un sofoco que he tenido que pedir cita a la doctora Paradela para hacerme un chequeo de la “patata” al enterarme de la angustiosa noticia de que las fortunas de los más ricos de España, que hasta ahora han venido sorteando bien las turbulencias económicas, se contraen y temen sufrir pérdidas ante la nueva situación política. ¿Es que no puede vivir un pobre rico con un poco de tranquilidad?, se me quejaba Borja María. Cuando no es una inspección de Hacienda, es la operación tal o las cuentas en Suiza y, si no, son los papeles de Panamá, y hasta se atreven con las Sicav. ¡Esto es un sin vivir! Vive mejor un paria al que los diferentes administraciones le dan todo pagado, sin tener que preocuparse del mantenimiento del yate ni del avión privado y además se pasan la Bolsa por la entrepierna y encima votan a los anticapitalistas, como si estos les fueran a contratar para limpiar el estiércol de los caballos, o la piscina, o lavar el Ferrari.
Desde que los “progresistas” inventaron lo de los delitos socioeconómicos y se crearon las fiscalías anticorrupción, decía, no hay banquero o empresario de alcurnia que no pase por el talego, como un vulgar robaperas o “tomador del dos” y además cuando te dicen que vas a tocar el piano, crees que te llevan para dar un concierto y resulta que es para hacerte la reseña, o sea que te cogen las huellas y te sacan unas fotos tremendas, sin maquillar ni nada. ¡Horrible, Manuel Modesto!
Uno creía, añadió, que acudiendo a un desacreditado bufete mercantilista se acababan los problemas, creando sociedades interpuestas con domicilio social en paraísos fiscales, pegando pelotazos urbanísticos, inventando productos financieros para guindarles la pensión a los abuelitos, cometiendo alzamiento de bienes para ponerse en situación de insolvencia, alterando precios en concursos y subastas públicas, falseando cuentas, blanqueando capitales, etc., pero ahora resulta que también arremeten contra los “boguis”.
¡Jopé!, si no tenía uno bastante con pensar con qué modelo de alta costura vas a salir o por qué caballo apostar o a quién despedir por mirar con lujuria a Mari Puri… Y luego están los otros, con sus ostentosos regalos a sus “chéries”, obligándote a entrar en una espiral de competencia… Después está “la propia”, que con la excusa de irse de postulación benéfica, lo que realmente hace es beneficiarse a cualquier musculoso obrero. ¡Jolines, que mis hijos cada vez se identifican menos conmigo y hasta votan al Coletas! 
“Odio ser rico”, con razón se queja la baronesa. “Si mi padre hubiera sido un humilde buhonero, no tendría estos problemas”. Y sacó su pañuelo de seda con sus iniciales bordadas en oro para secarse los mocos. Y es que los ricos también lloran…y moquean.

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