Opinión

Las manadas

Pues, dilecta leyente, cuanto mayores son los esfuerzos del legislador por apuntalar los derechos de la mujer, surgen nuevos modos para humillarla por parte de grupos de mostrencos que  se autodenominan “manadas” para violarlas como trofeo, que luego,  muchas veces, suben a las redes sociales como prueba de su bestialidad.
La supongo informada del caso de la “manada de Villalba”, en que cuatro okupas de 18, 20, 22 y 30 años violaron por turnos a una chica discapacitada a la que previamente condujeron a la casa que usurpaban  bajo el engaño de invitarla a un refresco, obligándola a tener relaciones sexuales con ellos. La víctima lleva en tratamiento psicológico desde la agresión. Los autores están detenidos y supuestamente, les espera una dura condena. Claro que aquí puede reabrirse el debate entre la Agresión sexual (violación: por haber cometido el hecho, con acceso carnal “contra la voluntad” de la víctima)  o Abuso Sexual (“sin su voluntad””, por su discapacidad, que su abogado defensor aprovechará para justificar que más que intimidación hubo falta de voluntad para oponerse). Si secundamos a Carmen Calvo: “Solo hay consentimiento cuando se dice sí”.
Otro caso, con tintes más dramáticos acaba de ocurrir en Italia, en que otra “manada” compuesta por una docena de energúmenos violaron durante horas a una adolescente de 16 años que después asesinaron. Parece que el modelo que exportamos cunde; esperemos que al menos respeten la vida de la víctima.
Claro que el prototipo actual de todo esto hay que buscarlo en la India, “cuna de la espiritualidad”, donde la mujer está tan poco valorada, debido al sistema de castas, como para poder violarla en un autobús o en la escuela sin que nadie haga nada, o la dejen colgada de un árbol tras haber abusado de ella. (Como hacen algunos cazadores con sus perros, finalizada la temporada cinegética).
Esa idea del Patriarcado en la India de que la mujer está subordinada al hombre, y por derechos familiares y religiosos (hinduismo), aquél es considerado superior a la mujer, el caso es que termina viéndola como un objeto sobre el que tiene fuero y al que debe someter. No es,  por ello, del mismo modo que en el caso de las “manadas” que en España están surgiendo, sólo una cuestión de sexo, sino de poder y dominación.
En fin, dilecta, según la Zoología, por manada se entiende el conjunto de animales de la misma especie que andan reunidos. En este caso esa “misma especie” habrá que referirla a grupos de descerebrados con la idea de someter a la mujer mediante la imposición del sexo, que se crecen al actuar en camarilla.
Según se define en la Ganadería, serían “un rebaño de ganado cuidado por un pastor y guardado por un perro”.El rebaño, en el caso que nos ocupa. sería de cabras machos y lo que les falta es un pastor que les guíe con autoridad y un perro que les obligue a andar derechitos.
Aquí, a alguien cabría aplicar el “edictum feris” por dejar a la “manada” suelta.

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