Opinión

Cuidado con el “juego de la asfixia”

Pues sí, dilecta leyente, hay que estar alerta porque ya hace tiempo que ha llegado a España el peligroso “juego de la asfixia”, procedente de Estados Unidos, pero con “sucursales” en todo el mundo. Y ya sabemos lo aficionados que somos aquí a copiar todo lo malo que viene del extranjero. El engendro tiene muchos y diversos nombres en cada país y hasta en cada barrio, que denotan de qué va el invento. Sirvan como ejemplo: “natural high” (algo así como droga natural) “pass-out game (el juego del desmayo), “space monkey” (mono espacial), “choking game” (juego de la asfixia), “suffocation roulette” (ruleta de la sofocación) o “trip to heaven (viaje al cielo), aunque nosotros lo conocemos como “el juego del pañuelo”, “sueño azul” o “sueño indio”. La  barrabasada juvenil, es una copia del método hampón utilizado por algunos delincuentes para atracar a sus víctimas.
La “diversión”, de origen antiguo, se ha vuelto a poner de actualidad,  más sofisticado debido a los nuevos medios. Puede realizarse en compañía de otros, que le presionan con las manos, o una ligadura al cuello, y aprietan hasta inducir al desmayo, o mediante autoestrangulamiento, en la soledad de la habitación, normalmente conectado con otro “pirao”, mediante ordenador y una webcam, jugando a quien aguanta más tiempo la respiración. Normalmente, en este caso, suelen atar un pañuelo a la cama, la ventana o el tirador de la puerta para lograr presionar el cuello, con la intención de poder desatarse del nudo antes de desmayarse, que no siempre consiguen. La consecuencia puede ser la muerte o daños cerebrales irreversibles.  
La muerte se produce por asfixia, buscando llegar al éxtasis o al desmayo, y a esta afición están enganchados jóvenes entre 6 y 19 años, en su inmensa mayoría varones, generalmente cuando están solos y con total desconocimiento de los padres sobre tal afición. Los forenses pueden dar un diagnóstico equivocado, atribuyendo la muerte a un suicidio.
En muchos países de nuestro entorno, pongamos que Francia, se lleva tiempo haciendo campañas de información para los jóvenes y para los padres, mientras que en nuestro país nos limitamos a dar una escueta relación del hecho, quizá esperando a que se produzca una especia de pandemia para hacer algo. Una de las primeras víctimas de este macabro juego se ha producido en 2.011 en Cangas, si bien en 2.010 ya se había detectado un caso de muerte en Barcelona. Hoy, el también llamado “juego de la muerte”, se ha hecho viral por mor de las redes sociales. Recientemente la Policía Local de Granada ha evitado otro trágico suceso.  Y el que quiera entender que entienda.
Los expertos, sin buscar crear ninguna psicosis y sí con la intención de prevenir, recomiendan a padres y educadores que se familiaricen con el juego, conversando sobre ello con los menores, observar si tienen los ojos inyectados en sangre, marcas en el cuello, graves dolores de cabeza, desorientación después de pasar un tiempo solos, cuerdas, bufandas, pañuelos y cinturones amarrados a la cama o pomos de las puertas, y la presencia, cuando sea inexplicable, de correas para perros, collares de ahogo o cuerdas elásticas y revisar con discreción sus móviles.
Por su parte, la oficina de prensa de la Consellería de Sanidad se limita a informar que no tienen clasificados este tipo de intervenciones. O sea, que en muchos casos, de producirse, pudieran ser consideradas como cualquier otro tipo de sofocación, incluso en el peor caso, de suicidio.

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