Pues sí, dilecta leyente, a la vista de lo visto y de lo que nos queda por ver, algún españolista chasqueado se está planteando solicitar la vecindad civil catalana, como paso previo para convertirse en ciudadano de la República de Catalunya, cuya Generalitat, al menos, no tiene un gobierno comunistoide del Frente Popular que, previsiblemente, concluirá en una especie de República Bolivariana o Cubana, en todo caso abrazada a sus adláteres del bolchevique Foro de Sao Paulo.
Los objetivos de este Foro, como advierte Luis María Ansón, se comprobará como se van peligrosamente cumpliendo, con pavoroso rigor, hasta llegar a su tercera etapa prevista para los años 2.022 y 2.023, con expropiaciones masivas de terrenos y empresas, reforma de la Constitución y de la ley electoral para garantizarse la reelección, colocar en manos del Estado comunista todos los bienes de producción, etc., tras controlar la educación y dedicarla al adoctrinamiento político, manejar los medios de comunicación, aniquilar la religión y someter los poderes legislativo y judicial al ejecutivo.
Si analizamos los hechos, vemos un gobierno con tipos populistas que recuerdan a los charlatanes faranduleros, una izquierda radical, que semeja al caballo de Atila arrasando con nuestras arraigadas costumbres tradicionales, comunistas que nos quieren uniformar con su idea del pensamiento único y socialistas sodomizados por “Pinocho”.
En el Congreso tenemos unos ilustres ignorantes, tipos que apenas tienen estudios primarios, que ni han estudiado ni han pegado un palo al agua en su vida, que han encontrado en la política su “modus vivendi”, unos bien por su lealtad al macho alfa de la extrema izquierda, “Pablo el Altanero”, al que para mayor inquietud han puesto al control de nuestros Servicios de Inteligencia para someter cualquier atisbo de discrepancia con sus diabólicos fines, o a Garzón, el “ Vladimir leninista”, con su nostalgia del Soviet Supremo y otros como folloneros profesionales, mercenarios de cualquier causa rojera, que se confabulan para hundir el país, llevarlo a la anarquía y una vez acabado con la Constitución y expulsado el rey, imponer sus ideas totalitarias, en una especie de conjura de los necios.
Por ello, dilecta, antes de que esto estalle, el “assabentat” dice que hará las gestiones para hacerse catalán, que considera la única tribu fiable, que nunca será comunista. Comenzará por visitar a Oriol en prisión, reclamará su libertad por ser un preso político, jurará fidelidad a la estelada, aclamará a Puigdemont para que vuelva en loor de santidad, le agasajará con la danza del vientre y admitirá que los españoles son unas bestias carroñeras; bailará la sardana, comerá butifarra, brindará con cava los triunfos del Barça y rogará para que los chinos les echen una mano para terminar La Sagrada Familia. Parlará per sempre català, como su única y amantísima lengua y se dedicará a la venta del buen paño catalán. Defenderá el derecho a la unificación de los Paiísös Catalans, y se aprovechará de todas las prebendas con que el “acollonit” presidente español les halague, dado su complejo de castración ante el Govern; en detrimento del resto de las Comunidades.
En fin, como dirían aquellos: ¡Salut y forza en el canut!
