Opinión

Más multas, por favor

Con el objeto de que sean más felices los españoles que viven en Cataluña, los secesionistas de la Generalitat le quieren poner una multa, que podría ascender a 100.000 euros, a una empresa alemana, que ha cometido el terrible pecado de no rotular sus productos en catalán. Se llama Playmobil, y nació en en el siglo XIX, aunque fue en 1974, en el salón de Nuremberg, donde se presentaron sus famosos muñecos.
Sin embargo, no es la única. Este terrible desacato lo cometen multitud de empresas alemanas, alguna de ellas con factoría en Barcelona, como la SEAT, que es de propiedad del grupo Volkswagen, y tampoco los folletos de sus automóviles vienen redactados en catalán. Ni Junkers sus productos de calefacción; ni Bosch, al que los catalanes les compran aire acondicionado y placas solares; ni Saunier Duval, ni Siemens, que les vende estufas y electrodomésticos, como Miele y Liebher, y quien compra un frigorífico o un lavavajillas, si es un secesionista de provecho, casi hay que ingresarlo en urgencias, porque en el folleto no hay instrucciones en catalán. Y lo mismo suceden con los automóviles de la General Motors o con los franceses de Citroen, los franceses, otros a los que no le ponen a los yogures Danone ni una palabra en catalán. Bueno, por no hablar de los fármacos, fabricados en Bélgica, donde reside El Prófugo, que se venden en la farmacias catalanas y se han olvidado de redactar las instrucciones en catalán. Creo que consentir esto es un signo de debilidad, y quedarse sólo con Playmobil una cobardía. Hay que castigar a las empresas europeas por su desfachatez. Es probable que en la Unión Europea estas multas sean revocadas, como lo sería que a Cola Cao la multaran en Gante por no rotular sus botes en flamenco o a Carbonell en Edimburgo, porque las etiquetas de las botellas de aceite no se escriben en escocés. Más multas, por favor. Que Cataluña quede campeona absoluta en tonterías contemporáneas. No hay que conformarse con un segundo puesto.

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