Opinión

¿Qué sabemos de nuestros alcaldes republicanos? (2)

El deber, el deber y no pagar…” cantaban los cosacos del Kazán en una zarzuela famosa… (Esto viene aquí por el deber… mío. O sea; que voy a escribir –poco- sobre la memoria del alcalde de la República Española don Amando Garra Castellanzuelo, que se hizo cargo del Concejo el 18 de diciembre de 1931.)

Había nacido en 1874 en Puenteareas, en cuyo cementerio fue enterrado en 1948.

Licenciado en Derecho se estableció al principio con una imprenta en Vigo, en la calle Policarpo Sanz, donde comenzó a ejercer periodismo dirigiendo en 1915 el “Boletín de la Liga para la Defensa de la Higiene.”

En Vigo fue un gran republicano, de tal manera que, cuando se declara la República el 31 de abril de 1931 habló con vibrante voz desde el balcón de la Casa Consistorial, que entonces estaba en la Plaza de la Constitución, y en el mes de diciembre ya era alcalde efectivo.

A partir de aquí, Garra se dedicó la vida política y a la vida de actuación cívica destacando la gran ayuda que dedicó al Directorio Antiforal de Teis.

Y aquí se honra manteniendo contacto y grande amistad con Julián Estévez, (el “Cubano”), quien fue alcalde de Lavadores, y con Jacinto (“Chinto”) Crespo, otro luchador por la igualdad y la justicia entre todos los vigueses de una u otra posición..

Don Amando también siguió con el periodismo y fue uno de los fundadores de “El Teis”, periódico que se editó desde 1908 hasta el principio de la guerra civil de 1936 (el Alzamiento). A su vez, presidió el Ateneo vigués.

Luego, yendo Don Amando para Consejero, no acertó por pocos votos, desanimándose y ejercieron en él sus Amigos de la Liga de Defensores de Vigo, los cuales tuvieron que incitarlo muy seriamente para que aceptase.

Se le rindió un homenaje en 1923 y le atendieron vigueses de mucho peso y popularidad de Vigo, algunos, incluso, de otras opiniones políticas.

En otro sentido hay que rememorar que fue quien obtuvo la cesión definitiva del Monte del Castro al Concejo, por parte del Ejército, sin dar a cambio la finca del “Carmen”, que era lo que pretendían los militares.

Luego estuvo a favor de los revolucionarios de Asturias y por ello lo suspendieron de su labor en el Concello).

Y más tarde, naturalmente, pasó el calvario del “Alzamiento”.

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