Opinión

¿Quién manda en Vigo (secular)?

Algunos lectores más o menos amigos piensan, creen, que son unos tipazos de esos de las películas que, sin ser ni siquiera ayudantes de cámara, -en todo caso llevar a cuestas las cámaras cinematográficas y los trípodes-, saben resolver alguno de los problemas.

Dicen algunos de ellos, que muchas veces se han producido entre los vigueses de categoría o no, de un partido político bueno o malo –según el cargo, si lo tiene también-, o si es solo persona de la calle, que es poco o nada actuante en lo de hombre o mujer político o política. En cualquiera de las aptitudes se puede actuar, en lo municipal o también con cargos más arriba que llegan no tanto como elegidos pero si escogidos por los que tienen un puesto de más poder. Y no político solo: cuando hay elecciones, cuando discuten y dejan -interviniendo tanto-, aburridos, a los que tienen la mala suerte de estar en el grupo.

Esta vez, el prepotente se dirigió a mí –me dio miedo-, y preguntome si es verdad que el Ayuntamiento vigués se llevó siempre mal con la Colegiata. O al revés. Le dije que buscaría datos, pero adelantándole que sí, que no estaban siempre muy unidos. Aunque tampoco en hechos de relativa importancia. Era solamente, en algunas ocasiones, un inicio de discusión tan escueta

Bueno: pues alguna vez conté que, efectivamente, la Colegiata y el Concello estaban siempre tarifando un poco. Ahí vamos, preguntadores. Os contarè apuntes cortos, que hubo varios (“o muchos más”).

José de Santiago, el historiador, describió a finales del siglo XIV que se reconstruyó la iglesia Colgiata terminando en 1403 y tomando poco a poco importancia. Pronto fue adquiriendo valor lo que podríamos llamar mobiliario con obras de categoría eclesiástica, bien valoradas y la función de la Colegiata fue ampliándose y alcanzando su deber y un buen haber en todos los sentidos.

Tuvo también grandes desgracias como fueron los ataques del almirante inglés Drake en 1589.

Naturalmente –contémoslo para no salir de nuestro tema- la iglesia y los civiles se llevaban bien en gran parte, porque el espíritu era el espíritu y así lo entendía el Ayuntamiento, aunque no siempre. Era muy normal en aquella época materializar lo espiritual. Y también los mandatarios civiles hacían su oficio.

En los libros de acuerdos del Ayuntamiento, desde 1678 hasta 1806, hay testimonios de las relaciones con el clero. Discusiones, ayudas, paces, etc., siempre a favor, hay que decirlo: ganaba la Colegiata… pidiendo y dando, también. Seamos justos.

(Quien desee ponerse al día de esos tiempos pasados, -merece la pena-, debe leer “Tierra de Fragoso”, de Don José Espinosa Rodríguez. Es muy entretenido y nos dará muy buen saber de unas épocas de la vida de los vigueses de antaño. Anímense. Lo pasarán bien leyéndolo El libro está en la biblioteca del Archivo Municipal. Lo prestan. Léanlo para ser más vigueses.)

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