Opinión

OBRAS DE HACE SIGLO Y PICO

A veces uno escucha, me dice Gorecho, que las ciudades, tales y como son en sus deseos de mejorar lo tienen duro pues están repletos de problemas en los numerosos aspectos que exige el vivir cotidiano.


Naturalmente no es fácil solucionar todos los problemas. Y solemos pensar que nuestros dirigentes no hacen nada. Y lo que suele pasar es que no hacen una lista de obras útiles.


Gorecho me trae hoy una lista de obras y cuestiones que en el tiempo de treinta y cuatro meses ?fueron rematados en 1884.


Las autoridades, regidas por don Jacobo Domínguez Iglesias , pensaron que el pueblo debería leer las obras realizadas juntas. Fue su idea para que cada hecho, cada realización quede en su lugar y en el conocimiento de los demás. Los vecinos con un librito que recogía una relación de sus obras. Y así empezaba: Sin alharacas, digo.


Se abrió la segunda sección de la calle de Velázquez Moreno, terrenos del Sr. Villavicencio a cuyo fm le fueron expropiados, empedrándose la primera sección de esta calle ó sea la parte comprendida entre la del Príncipe y Circunvalación. Roturáronse, igualmente,-las calles de la Reconquista y Teatro, a cuyo fin se expropiaron los terrenos para la primera a doña Carmen Yáñez, construyéndose el alcantarillado de la segunda. Se repuso la calle del Roupeiro y se formó un lavadero público en la misma. Retiróse á la línea de edificación el muro de la huerta del señor Marqués de Valladares en la calle de Lage y se continuó el trozo que faltaba en Carral, propendiendo así a que se construyeran de nueva planta las casas que afeaban un paraje tan visible como aquel desde el Paseo público. Se reedificó el Malecón frente al Hospital militar en el Arenal y se hicieron los muros y terraplén frente á las casas del señor Blanco, dando el acceso de que carecía aquel hermoso edificio.


Se expropió y derribó la casa del Sr. Sarda, ensanchando la calle de las Escuelas Públicas del Centro, a cuyo objeto concurrieron con un desprendimiento, que les honra, los hermanos D. Francisco y D. Isaac Pérez Domínguez, cediendo gratis los terrenos murados para ello. habiendo hecho asímismo el pago á D. Benito Peleteiro de la casa que con aquel fin se derribara en la calle de Méndez Núñez para darle salida.


No desatendió la Corporación el Cementerio de la Ciudad. Y a pesar de entender que la situación que hoy ocupa, ya dentro del barrio de la misma es a todas luces insostenible por oponerse a los más triviales principios de la higiene pública se procuró hacer lo más higiénico sin olvidar las costumbres y hábitos religiosos; y también se construyeron veintiún nichos y se ensancharon las ridículas y estrechas calles por las que apenas podían andar dos personas a la par. (Y ya seguiremos otro día.)


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