Opinión

¿Dónde está el Celta of Vigo?

Uno de mis “álteres egos” -uf-, (supongo que el lector), si me aguanta y me lee es que ya sabe que yo soy un polifacético así así. (Esto no es presunción, pero pueden verlo en cualquier lista de tíos como yo, importantes (¿) según mi opinión personal y el que no lo crea peor para él y que deje de leerme, que no sea infeliz y –acabo- que nunca tome cosas mías muy en serio porque ya hacen eso –lo de la seriedad- personajes extraordinarios, sabios (e inaguantables) que es algo siempre falso y todos estamos ligadillos a ese sencillo ofrecimiento que –ay-, siempre respetamos. (O lo parece, lo parece…)

Y todo este rollo viene a cuenta porque un servidor escribe, a veces, naturalmente, de cosas pasadas. Historia, de cuando en cuando, con el fin de que el lector –si aparece-, recuerde con gozo el ayer de la ciudad viguesa. (Y para eso, para dar a conocer el desarrollo de nuestra urbe y guardarlo y ofrecerlo a sus amantes -me nombraron Cronista Oficial de Vigo, de lo que estoy orgulloso.)

Por ejemplo: estamos preocupados por la marcha de nuestro Celta. Juega bien, pero no basta con eso: hay que traer puntos, ganar partidos… y hay que ponerle más corazón al juego aunque el entrenador diga que no solo basta esto sino que hay que seguir las pautas estudiadas para moverse en el campo como ha dicho el entrenador y sus ayudantes y, en fin, que el próximo partido tiene que realizarse según se ha decidido y de acuerdo con las formas y sistemas de los que entrenan y señalan la norma del juego.

Pero… no basta; hace falta llegar a ese juego ideal que los equipos de fútbol llegan a alcanzar con el entrenamiento –vaya una bobada, ¿no?, claro-, con la amistad sincera, con la equiparación de todos ellos, la sincera amistad y un etcétera cordial que no permita las envidias y más que nada la unión auténtica de los buenos participantes en la tan bella función de ganarse –no hablo del pan y el oro-, la imagen de cada uno de los jugadores como semejante del otro.

(-Oiga… Eso que dice usted está muy cerquita en las conciencias y posibilidades de los miembros y de la afición y…)

Pare ya, lector. Muy bien. Y escuche: el Celta está en su lugar… tenga un poco de paciencia. Ya lo verá, enseguidita. Ponga, por encima de todo,el sentido de hermandad de los celtistas… Los del campo y los que nos sentamos en sillas o en gradas. Tenga fe. Y ya verá como los jugadores mantienen su pasión.

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