Opinión

¿Susto o muerte?

Qué prefieres, susto o muerte, cielo raso o intemperie, amenaza o escupitajo? La verdad es que no es fácil decidirse. 
 La semana pasada, en Lugo, un hombre fue absuelto en un juicio tras haber sido acusado por la dependienta de un establecimiento de escupirle en la cara y proferir lindezas tales como ‘cerda’, ‘puta’ y ‘guarra’. El hombre lo negó, alegando que él era un caballero. La magistrada, en su sentencia exculpatoria, argumentó que “las faltas de injurias leves y de vejaciones injustas de carácter leve entre particulares están despenalizadas”. Y me parece bien: no podemos atestar los juzgados con trifulcas de corrala.
Ahora mal: ese mismo día, en Ourense, a un tal B.V.R. le salieron a pagar 31 días de trabajos en beneficio de la comunidad y la prohibición de acercarse a su denunciante a menos de 300 metros, tras reconocer en el juicio que la amenazó con pegarle un tiro. Mal, de verdad. Muy mal. Hay hombres a los que se les va la fuerza por la boca; a ésos, en cambio, les gusta demostrarla con las mujeres. Palo. Por bocazas. Y por si acaso. 
Pero digo yo -refiriéndome a la legislación-: si mientras que unas amenazas, o unas lesiones por leves que sean –un codazo, por ejemplo- siguen teniendo enjundia penal, y un insulto o un gargajo –aunque sea de un tuberculoso- salen gratis, ¿qué puede hacer uno para resarcirse de la falta, barra, ofensa, sin tener que tomarse la justicia por su garganta? A mí, salvo que sea ‘Bill el niño’, el que un gilipollas en un bar, o en la calle, con copas o sin ellas, me amenace: ‘tío, que voy a tener que meterte un tiro”, me la suda. Ahora bien (otra vez mal), si me mete un salivazo entre ceja y ceja, voto a tal que le meto una patada entre los péndulos.
Sé, lo leí en la misma noticia, que con el nuevo Código Penal en la mano, en caso de insultos y escupitajos, a uno le queda la jurisdicción civil. Pero claro, uno también es consciente de que jurisdicción civil es a justicia lo que a civismo la guerra civil, o a civil la guardia civil, o a alianza la alianza de las civilizaciones.
A ver, que no estoy haciendo aquí apología de la violencia, que los insultos empequeñecen a quien los profiere no a quien los recibe, pero tampoco es cuestión de andar por ahí poniendo la otra mejilla. Algún leguleyo me dirá: si alguien te escupe puedes sacarle la lengua. Pero esto es de mala educación, de gente plebeya. Y uno es un ‘caballero’, aunque no haya montado un jumento en su puñetera vida. Nobleza obliga: A meterle una patada en los cojones a cualquiera. Que se lo merezca, digo. Ya diremos Diego si nos llevan al banquillo.

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