Opinión

No soy el tipo que buscáis

No soy el tipo que buscáis. No soy el vasallo que perseguís. No seré el tonto útil que participe en vuestra cruzada. No. No caeré en la celada que me tendéis unos y otros. Pago mis impuestos, vuestras torpezas, vuestro despilfarro. Pero no pagaré vuestras chulerías ni vuestros odios. Conmigo no contéis. No seré nunca de los vuestros. 

No tengo camaradas, ni compañeros de partido; no me alineo con ninguna causa ni simpatizo con ningún bando. Tengo más amigos de los que merezco. Milité en la diáspora, me sentí un apátrida cuando retorné y me  reconvertí en empresario full time cuando todo dios depredaba subvenciones a fondo inútil. A mucha honra soy gallego y español; un ciudadano común y corriente que ha intentado sacar adelante a su familia y que ahora lucha contra la enfermedad que me vencerá inexorable mientras asiste perplejo a vuestra guerra de guerrillas. 
No. No soy un ciudadano ejemplar. No me falta ningún defecto de la carne. Golfo, casanova, amante de la buena vida y de los coches caros, poseo otras virtudes del alma de las que vosotros carecéis: lealtad, palabra, empatía con el oponente derrotado. Amo a Galicia; éste es el lugar en el que querría vivir si hubiese nacido en cualquier otra parte del mundo. Soy español, en el amplio sentido de la palabra honor. No es lo mismo tener honor que hacer gloriosa la indecencia.   

No. No quiero ser cómplice de vuestros odios. No quiero asistir impávido al guerracivilismo que propiciáis socavando las instituciones del Estado. Nada puedo hacer, por otra parte, salvo denunciarlo desde esta humilde picota. El escalofrío del miedo a volver a las andadas me invade como la metástasis cancerígena que atenaza mis pulmones y me dificulta respirar. Temo por los míos. Nací en el 53. Soy carne de covid- 19. Me cuesta más mantener una discusión que una erección. Mi disnea se acrecienta al presenciar vuestras disputas tabernarias. 
Hijos de la ira, alimañas que vivís de la carroña, gentuza de toda laya y toda taifa a los políticos para ser felices os basta con no tener escrúpulos, a los paisanos nos basta con no tener problemas. Jamás os votaré. No es que no me representéis, es que ni siquiera os reconozco como compatriotas. Soy de otra nación que llevo dentro, a mucho orgullo y mayor honra, porque pude compararla con la mayoría de las del planeta. A vosotros, mesnaderos del poder, vientres bastardos, no os basta con esquilmar el país en que vivís de puta madre; ya habéis encendido  la mecha; queréis que se autodestruya mientras, psicópatas nerones, entonáis con la lira del rencor cantos de sirena. Conmigo no contéis hijos de puta. 

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