Opinión

Escoria confinable

Millán Astray, aquel exaltado general gallego, manco y sin un ojo sostenía que la esencia de España residía en Castilla y que el resto era escoria fusilable. Hoy el fundador de la Legión cambiaría su discurso: “Toda España es escoria confinable”. Y esto lo saben muy bien los que desenterraron al dictador, también gallego, del Valle de los Caídos, pero nos trajeron el NO-DO para secuestrarnos la sensatez y el “sentidiño”. 

Hay que ser frívolos para ensañarse con aquellas personas que salen de sus casas a estirar un poco las piernas después de seis semanas de arresto domiciliario, o llevan a sus hijos (si fuese al perro no habría ningún problema) cogidos de la mano a dar un paseo, o van a correr de madrugada por las calles solitarias. Hay que ser frívolos para mostrarnos por la tele los cuatro desgraciados que le hacen un corte de mangas a la Ley (el virus no curó las adicciones, ni las depresiones, ni el autismo, ) y nos muestras a policías armados hasta la prevaricación aplastando a una mujer, o deteniendo a un yonqui, o faltándole al respeto a un anciano por no poder justificar el encontrase fuera de su hogar, si es que lo tiene, pero que no son tan eficientes cuando se trata de detener a plena luz del día a los traficantes de las narcolanchas algecireñas.

Un problema sanitario no se puede atajar manu militari; como tampoco una revuelta armada se puede aplastar a base de vacunaciones masivas a los sublevados. Por obvio que parezca, la “escoria confinable” que enfebrecida por el duopolio televisivo aplaude cada día la tragedia y se muestra acrítica con el confinamiento, es incapaz de ver más allá de sus balcones: Si el Covid-19  no se contagia a partir del metro y medio, lo que hacen falta son mascarillas, no el prohibir dar un paseo por el Monte Aloya o por las orillas del río Miño; si hay que mantener la distancia social entre personas lo que procede es “sentidiño” no el que nos impidan ir en nuestro coche con quienes convivimos o nos acostamos, mientras que, ir en cualquier guarro taxi o en el metro sí resulta aconsejable.

Test, test, test. De relato estamos ya hasta los cojones. Comprar en un supermercado es cien veces más riesgoso que dar un garbeo por la plaza mayor de cualquier ciudad si se llevan guantes y mascarilla. En Alemania permiten salir a correr o a pasear siempre que se haga en solitario; en Francia exigen que el ejercicio sea individual, o acompañado de la familia. En España solo nos aplican los remedios caseros: “Si te duele la barriga, té con limón; si te duele la garganta té con miel; y si te duele el culo, te convencimos”. Pues eso. Más test y menos darnos por el culo.  

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