Ya sé que me meto en camisas de once varas pero cada día que pasa estoy más convencida de que Pablo Casado está cometiendo un gran error al querer emular a Vox.
El nuevo líder del PP parece obsesionado por esos votantes de derechas que se han ido a VOX y cree que la manera de recuperarles es parecerse a ese partido y eso le está llevando a abandonar la centralidad y a hacer del PP un partido antipático.
Hasta ahora en el PP los votantes de centro derecha se podrían sentirse razonablemente cómodos, pero con el discurso de Casado la comodidad se está transformando en incomodidad.
La verdad es que chirría escuchar a un dirigente político tan joven haciendo discursos tan rancios y tan crispados.
La llegada de Pablo Casado a la dirección del PP auguraba un soplo de aire fresco, un partido renovado, y sin embargo está sucediendo todo lo contrario.
Dudo de que Casado logre convencer a los votantes que se le han escapado a VOX que retornen al PP, pero de lo que no me caben demasiadas dudas es que ahora los que se le van a escapar son los votantes de centro.
Hay muchos miles de ciudadanos que están hartos de ver a los políticos insultarse, utilizar palabras gruesas, utilizar un tono faltón a la hora de dirigirse a sus oponentes.
Creo, o al menos así lo percibo, que muchos ciudadanos están deseando que se les hable con sosiego, que no les traten como si fueran hooligans, que quieren escuchar argumentos, propuestas de cambio.
La verdad es que en estos momentos los líderes políticos lo único que hacen es ruido, un ruido ensordecedor.
Pero vuelvo a Pablo Casado, y a ese "run run" que se escucha en su partido por parte de quienes creen que se está equivocando de dirección.
Las urnas dirán quién tiene razón, pero en cualquier caso es de lamentar que en vez de que el PP represente a una derecha moderna se esté transformando en un partido rancio.
