Opinión

La "cabeza" de Catalá

Cada vez que hay algún suceso que conmociona a la sociedad los partidos políticos intentan instrumentalizarlo a su favor. Y es lo que parece que ha hecho el ministro de Justicia al decir que uno de los jueces del caso de `La Manada`, Ricardo González, es un "juez singular".
La polvareda que han levantado sus declaraciones se han ganado la reprobación no solo de las asociaciones de jueces y fiscales, sino que desde el PP nadie ha salido a defenderle.
Es evidente que el juez Ricardo González es más que "singular", habida cuenta de que su voto particular ha provocado una indignación casi generalizada. Otra cosa es que el ministro de Justicia sea el más adecuado para señalar esa "singularidad", porque si sabía que había un "juez singular" entonces su obligación era haber hecho algo antes.
En realidad el ministro de Justicia Rafael Catalá ha dicho lo que casi todo el mundo piensa, bueno, incluso se podría decir que se ha quedado corto, pero la diferencia es que él es ministro y por tanto debería de mantener un respeto exquisito hacia las resoluciones judiciales.
El resto podemos y debemos criticar las sentencias y mostrarnos indignados como ha sucedido con la sentencia del caso de `La Manada`.
Y es que, como bien ha dejado dicho Margarita Robles, la cuestión de fondo del voto particular del magistrado Ricardo González es que "insulta la víctima".
Margarita Robles ha recordado que el Consejo General del Poder Judicial no debe de permitir precisamente eso: el menosprecio y el insulto a las víctimas.
De manera que está por ver qué va a hacer el Consejo General del Poder Judicial, si va a mirar hacia otro lado, si va a hacer "una faena de aliño" o va a coger el toro por los cuernos.
La realidad es que ese "voto particular", además de la calificación por parte de los otros magistrados de "abusos sexuales" en vez de violación es lo que ha indignado a la sociedad, lo que ha provocado que miles de personas salgan a la calle para protestar.
Me pregunto cómo es posible que estos magistrados no se hayan puesto en la situación de la víctima, en lo que supone que cinco energúmenos te rodeen, te obliguen a hacer una felación, te penetren por delante, por detrás y califiquen esto de "abusos".
Las mujeres tenemos muy claro que lo que le sucedió fue una violación. Y nos parece no solo un despropósito sino un insulto que se considere que salvo que nos pongan una navaja en el cuello todo queda en abusos.
Es evidente que tiene que haber separación de poderes, que los ministros, y los políticos en general, deberían de ser respetuosos con las resoluciones judiciales, todas, las que creen que favorecen a sus intereses y las contrarias.
Pero también es evidente que habrá que modificar la legislación para que nunca más se califique de "abusos sexuales" lo que es claramente una violación. Y es igualmente evidente que resulta insoportable que alguien, por muy juez que sea, menosprecie a la joven victima de la violación.
Ahora le toca mover ficha al Consejo General del Poder Judicial por un lado y al Congreso por otro para abordar esa reforma que legal que no deje lugar a dudas de lo que es una violación.

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