Opinión

El verbo dimitir

Sí, Albert Rivera con su dimisión ha dado una lección de coherencia y no solo eso, también ha demostrado que siente respeto por los ciudadanos, esos ciudadanos a los que ha defraudado y le han castigado severamente en las urnas. Perder dos millones de votos es haber llevado a su partido a la irrelevancia. Sin duda ha sido el principal responsable. Se equivocó pensando que podía dar el sorpasso al PP y no solo eso, los ciudadanos también le han castigado en las urnas por no haber propiciado un gobierno de coalición o un acuerdo parlamentario con el PSOE. Entre ambos contaban con 180 escaños lo que hubiera supuesto una situación de estabilidad política. Así pues los votantes le han castigado y él ha tenido la honradez de dimitir. Bien hecho. La decisión le honra.
Pero si alguien piensa que otros líderes políticos, que tampoco han salido bien parados en las urnas, van a tomar la decisión de Rivera, más vale que desechen tal idea porque nuestros políticos en general conjugan mal el verbo dimitir. Tanto Pedro Sánchez como Pablo Iglesias, Pabo Casado o Iñigo Errejon han fracasado en las urnas pero hacen como si les hubiera ido bien.
Pedro Sánchez por ejemplo en todas las elecciones que ha encabezado ha llevado al PSOE a mínimos electorales, pero ahí está impasible al desaliento, "vendiendo" que es quien más escaños obtiene. Y tiene razón, gana pero perdiendo. El 10 de noviembre se ha dejado casi ochocientos mil votos en el camino. Es decir ha perdido unos cuantos miles de votantes.
Sin duda Pedro Sánchez es tan responsable como Rivera de no haber intentado forjar el pasado abril una alianza con Ciudadanos.
Luego nos entretuvo a todos con sus negociaciones con Unidas Podemos. Eso sí, en mi opinión fue un acierto que esas negociaciones no salieran adelante porque solo había que escuchar a Pablo Iglesias para saber que su proyecto político poco tiene que ver con el del PSOE. El propio Sánchez confesó que no hubiera dormido tranquilo si Pablo Iglesias y Podemos hubieran formado parte del Gobierno. Claro que ahora la pregunta es si va a cambiar de opinión y ahora si dormirá tranquilo si al final cede y acepta en su gobierno ministros de Podemos o incluso al propio Iglesias.
En todo caso es de suponer que Pedro Sánchez no se engaña a sí mismo y por tanto sabe que el resultado ha sido malo por mas que eso no le impida intentar formar Gobierno.
Y qué decir de Pablo Iglesias, que elección tras elección también se va dejando votantes por más que haga ver que no los ha perdido. Pero los ha perdido y hoy la fuerza de Unidas Podemos es incluso menor que en las pasadas elecciones. Su insistencia en entrar a formar parte del Gobierno es parte de su tabla de salvación. Porque en Unidas Podemos no podrán obviar que los ciudadanos que antes les votaban les van abandonando.
El problema de Pablo Iglesias es parecido al de Albert Rivera, Iglesias también llego a creer que podía dar el sorpasso al PSOE y se equivocó. A la vista está.
Pablo Casado tampoco es que esté para lanzar las campanas al vuelo. Después de la sonora derrota del PP en abril ha recuperado unos cuantos escaños y no digo que no sea meritorio pero analizando los resultados del 10 de noviembre es evidente que ha recuperado votantes que se le marcharon a Ciudadanos pero ha perdido votantes que se le han ido a VOX.
Es decir todos han perdido votantes por más que actúen como si no fuera así. Pero ya digo que el ejemplo de Rivera no lo van a seguir. Se les da mal el verbo dimitir.

Te puede interesar