Opinión

El precio de la libertad

Pasan tantas cosas.....desde la condena a Rodrigo Rato y a otros usuarios de las tarjetas black de Caja Madrid, pasando por el debate sobre la actualización de las pensiones pero sobre todo la crisis catalana que nos tiene a todos con el corazón encogido y por eso terminamos pasando por alto asuntos igualmente importantes. Llevo días queriendo sumarme a las voces que alertan sobre la pretensión del Gobierno de sacar adelante una ley de prensa.
Las últimas semanas han sido especialmente difíciles para el Gobierno porque algunos de sus miembros se han visto inmersos en escándalos e incluso el propio Presidente ha sido cuestionado por su tesis de doctorado y puede ser que sean estos escándalos lo que haya llevado a la vicepresidenta a querer salvarguardar al Gobierno anunciando la conveniencia de una ley de prensa.
Supongo que la pretensión de Carmen Calvo que es quién lanzó la idea, seguida de la ministra Isabel Celaá y demás partidarios de semejante despropósito, es impedir que los medios de comunicación informen sobre aquellos asuntos que les perjudican. Es decir lo que Carmen Calvo quiere es matar al mensajero. Al parecer este gobierno no es capaz de soportar una prensa libre.
No digo que me sorprenda, porque llevo muchos años analizando la política, y sé que a los políticos les gusta la propaganda a su favor y no tener que mirarse en el espejo de los medios de comunicación.
Para muchos políticos un buen medio de comunicación es aquel que le hace la ola y coincide con ellos defendiendo sus intereses, minimizando sus errores y aumentando los del contrario. Y eso pasa, sin duda, porque periodistas y medios que no cumplen con su obligación de separarse lo suficiente de sus ideas partidistas a la hora de ejercer el periodismo.
Pero volviendo a la vicepresidenta y a la ministra Celaá les confieso que sus argumentaciones tienen algo de patético porque son una muestra del temor que tienen a la libertad de expresión.
A la señora vicepresidenta parece que se le olvida que si quieren defenderse de informaciones que consideran falsas tienen instrumentos para ellos, nada menos que el Código Civil y el Código Penal. Pero me temo que el problema de la señora Calvo no es su preocupación o su indignación ante informaciones que puedan ser falsas, si no que lo que realmente quiere impedir es que haya informaciones que no se ciñen a la propaganda que favorece al Gobierno.
La señora Calvo debería de reflexionar sobre su disparatada y peligrosa propuesta para recortar la libertad de expresión. Y la señora Celaá debería de ser más prudente a la hora de defender lo indefendible. Que el PSOE se descuelgue con una ley mordaza es lo que nos faltaba por ver.

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