Opinión

Canallas

Hay mucho canalla suelto de manera que ahora que las Cortes van a iniciar su nueva andadura legislativa es el momento en que nuestros dirigentes políticos se planteen un endurecimiento de las penas a quienes difunden imágenes intimas de otra persona sin su consentimiento.
Y es que el suicidio de Verónica, la mujer que no pudo soportar la difusión de un vídeo, de contenido sexual, entre sus compañeros de trabajo de Iveco, es algo ante lo que no podemos permanecer impasibles.
Me parece a mi que las organizaciones feministas deben de tomar cartas en el asunto y personarse en la causa que se pueda abrir contra los responsables de la difusión de ese vídeo.
Pero además como sociedad debemos de hacer una reflexión sobre la hipocresía. El como se continua estigmatizando a las mujeres a cuenta de su cuerpo.
En el fondo seguimos instalados en una moral estrecha en que en el caso de las mujeres, exponer el cuerpo sigue siendo considerado como algo pecaminoso.
Y son hombres, sí, son hombres, los que chantajean o se divierten difundiendo esas imágenes íntimas. Son ellos los que ejercen esa violencia, porque sin duda es violencia, sobre mujeres a las que convierten en sus víctimas.
En el 2015 se modificó la ley para que quienes difunden vídeos o fotografías intimas sean castigados hasta con penas de cárcel, pero me parece a mí que no es suficiente. Es más, creo que en la Ley de violencia de género se debería de contemplar y por tanto castigar con dureza esta "otra" violencia contra las mujeres que supone difundir imágenes con el objetivo de chantajear, vejar, burlarse, etc.
Como la vicepresidenta Carmen Calvo viene abanderando la causa del feminismo no estaría de más que recogiera este guante y ahora que comienza la legislatura planteara un endurecimiento de las penas contra quienes difundan imágenes como las de Verónica.
Se trata de poner freno a los canallas o al menos que estos sepan que sus fechorías no les van a salir baratas.
Y es que no hay otro calificativo que el de canallas a quienes difunden imágenes de mujeres sin el consentimiento de estas. Y canallas son quienes se regodean y las expanden a su vez.
Deberíamos de organizar una versión Me Too con esta cuestión, para que nunca más ninguna mujer se sienta tan desamparada como se sintió Verónica.

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