Opinión

Alto riesgo

La decisión de Pedro Sánchez de ser investido Presidente de Gobierno con el apoyo de Podemos y Esquerra, amén de otros grupos independentistas, es sin duda una operación de alto riesgo que provoca preocupación y desconfianza en la ciudadanía.

Si Pedro Sánchez saliera a la calle y escuchara a la gente lo comprobaría.

No, no vale el argumento de que realmente no estaba entre las intenciones de Sánchez llegar a ningún acuerdo con Podemos y con Esquerra, pero como los ciudadanos no le dieron escaños suficientes en las urnas entonces se ha visto abocado a hacer lo contrario de lo que mantuvo y se comprometió.

Pedro Sánchez tenía otras opciones que no consideró o si consideró, deshecho.
Ahora nuestro país se va a sumergir en un periodo de incertidumbre. Nadie sabe como va a salir el experimento y lo peor, el precio que tendremos que pagar como sociedad por ese experimento.

Resulta incomprensible, por no utilizar un calificativo fuerte, que el señor Sánchez pacte su investidura con un grupo político que como Esquerra al alimón con Junts per Catalunya, puso a nuestro país al borde del abismo con un golpe contra la Constitución y una actuación desleal. Cómo nos van a tomar en serio en la Unión Europea si el candidato a Presidente no tiene reparos en ser investido con los votos de quienes pusieron en solfa la Constitución. Cómo no van a dar su acta de eurodiputados a Puigdemont y compañía si el Gobierno en funciones negocia con su partido. Pero sobre todo, cómo van a respetar en Europa a la Justicia española si mientras el Tribunal Supremo condena a unos dirigentes políticos por haberse saltado las leyes el candidato Sánchez no tiene reparos en pactar con esos mismos líderes.

Mientras tanto, el futuro vicepresidente de Sánchez, Pablo Iglesias, se ha instalado en un eficaz e inteligente silencio a la espera de la formación del Gobierno. Iglesias no va ser un vicepresidente decorativo, tiene un proyecto político y un modelo de país que no es el que mayoritariamente han votado los ciudadanos, entre otras cosas porque pone en cuestión los logros de la Transición y nuestro sistema constitucional, que es lo que nos ha permitido un larguísimo periodo de democracia y libertad.

Así las cosas, Sánchez puede verse en la situación de ir mucho más allá de lo que debe y desde luego quieren los ciudadanos.
No se puede modificar el modelo territorial, ni beneficiar a unas Comunidades respecto a otras, sino es modificando la Constitución o en todo caso por amplísimo consenso. De manera que Pedro Sánchez ni tiene el mandato ni tampoco los votos para hacer de su capa un sayo a la hora de llegar a acuerdos con Esquerra.

Sin duda Sánchez se está arriesgando mucho, pero el problema no es que él corra riesgos, sino que ponga en riesgo lo que hasta ahora había funcionado razonablemente bien en nuestro sistema democrático. El fin no justifica los medios. Pedro Sánchez debería de saberlo.

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