Opinión

volver a empezar

H ace menos de quince días en el PP vigués se contaba que el calendario estaba bien definido y que empezaría la noche electoral con la dimisión de Elena Muñoz y continuaría los días siguientes con la designación de una gestora y la dimisión de todos los miembros de la lista, de la que se escogerían los que salieran elegidos en las urnas, entre cuatro y seis. Y con toda probabilidad, a partir del puesto 14, donde se encuentran algunos de los más destacados, puestos por la dirección gallega para el caso de  tener que atender una urgencia. El augurio  ha sido certero al 100 por cien y la llegada de Corina Porro no es una sorpresa. De hecho, había pocas opciones y ninguna mejor que la exalcaldesa que reúne todas las características para su elección: es una persona muy conocida, popular y con capacidad para reunir a las fragmentadas familias del PP vigués, que han parecido estar esperando la debacle. A ellas se encomiendan. El día del mitin de cierre de la campaña de Muñoz fue quizá el peor de todos, donde quedó de relevancia que la trayectoria hacia el iceberg era imparable y sin orquesta tocando en el trasatlántico, de fiasco absoluto. Nadie dijo en ningún momento en el acto que Elena podría convertirse en la alcaldesa y que el PP iba a conseguir derrotar a las encuestas, y eso ya es bastante para un partido que aspira a ganar todas las elecciones. Pero eso no fue lo peor: el ambiente era gélido, y la organización apenas consiguió llenar con dificultades un local reducido. Cierto que la hora no acompañaba, pero la imagen que dio el PP vigués era de un partido pequeño, un mitin de pueblo. Terrible. A nadie se le pasó por alto lo que pasaba.
En aquel cierre de casi todo estaba Corina Porro, que se subía por las paredes ante lo que se venía encima. Allí mismo lo advirtió y no era la única en hacerlo antes. Manuel Pérez, otro expresidente, también avisó con tiempo. 
Corina Porro lo ha sido casi todo en Vigo. Fue concejala con Manuel Pérez, conselleira con Manuel Fraga, alcaldesa gracias al divorcio entre PSOE y BNG a cuenta de Ventura Pérez Mariño, presidenta de la Autoridad Portuaria con Núñez Feijóo y finalmente, tras abandonar la ciudad, titular del Consello Económico Social, un órgano cuya existencia y misión es un completo misterio para la ciudadanía gallega pero cuya supervivencia está asegurada por encontrarse en el Estatuto de Autonomía. Y ahora, volver a empezar.

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