Opinión

Vigo verniano, gran marca local

Vigo aparece en la novela “20.000 leguas de viaje submarino” como uno de los escasos lugares reales del periplo de un sumergible imaginario, el “Nautilus”, que muchos años después fue también auténtico: el primero que atravesó el Polo Norte bajo el hielo llevaba su nombre en honor a Julio Verne, uno de los escritores más conocidos y leídos del mundo. Que su obra eterna tenga un capítulo dedicado a la Ría, al tesoro de Rande y las Cíes parece material más que suficiente para que esta ciudad saque partido cultural, como también de los galeones hundidos, vinculados directamente con la novela del capitán Nemo. 

Pero no ha sido así: hubo propuestas, algunas interesantes como la defendida por el arqueólogo Javier Luaces, pero todo lo más ha sido conseguir la apertura de un museo en la zona donde tuvo lugar el episodio naval: interesante pero de difícil acceso y muy lejos del ambicioso proyecto soñado. 

Desde la dirección municipal se ha hecho una apuesta, exitosa, por el turismo de masas, en Navidades especialmente, con una marca vinculada a la iluminación del centro urbano que ha funcionado. Los números así lo dicen, y en 2019 Vigo alcanzó su cifra más alta de pernoctaciones hoteleras gracias a las luces de diciembre y a un gran verano donde las Cíes mantuvieron muy alto el listón. Por este lado, nada que decir.

Pero se ha descuidado el apartado cultural, que crea imagen y da prestigio. Un estudio independiente realizado en toda España hunde la programación cultural viguesa al fondo de la lista, donde aparecen como eventos destacados el Festival de Cans o el Sinsal, que el pasado año también se acercó hasta el Museo del Mar vigués, abandonando su exilio en la isla de San Simón, también verniana. Recordemos que hubo un Are More que llegaba a las grandes revistas especializadas no hace tanto.

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