Fue en 2006 cuando se eliminó en apariencia el pago entre las dos orillas de la Ría. Era una causa justa: no había ni hay alternativa para cruzar entre Vigo y O Morrazo que no sea utilizar la autopista. La solución que se dio fue que las administraciones asumieran el peaje en la sombra, primero a medias Xunta y Fomento y ahora sólo el ministerio. Para ir desde Vigo a Redondela hay alternativas, así que la cuestión no es exactamente la misma. Pero es cierto que sobre todo para el transporte pesado supone un incremento de tiempo circular por la carretera -además limitada en los viales urbanos vigueses- y de dinero hacerlo por la AP-9. Y sobre todo, la autopista es una gran avenida entre Vigo y O Morrazo y eso es mucho más evidente en el tramo hasta Redondela. El asunto es cómo repartir el impacto de la supresión del pago. Había una fórmula planteada mediante el reparto entre todos los usuarios de la AP-9 que suponía el incremento de la factura en uno o dos céntimos, es decir, nada. Es una opción, probablemente hay otras. Lo que resulta llamativo es que cuando el actual Gobierno entró lo primero que hizo fue paralizar todo el proceso y apelar al manido recurso de los estudios interminables para dilatar de forma indefinida la solución. Lo mismo ha ocurrido con el proyecto para una nueva autovía Vigo-Porriño, el final de la A-52, que ha vuelto a la nebulosa…
Pese a todo, es cuestión de tiempo, y como en el caso de Vigo-Morrazo, también las cabinas desaparecerán entre Vigo y Redondela antes o después.
PD. Otra causa justa, que Venezuela pueda ser un país normal y donde sus ciudadanos no tengan que vivir con miedo y en el exilio.
