Salvo sorpresa, el paisaje electoral vigués para las municipales de mayo de 2019 será el mismo que en 2015 en los papeles protagonista, con idénticas caras para los carteles de PSOE, PP y Marea, que hoy probablemente designará a Rubén Pérez al no haber competencia. Esta vez espera contar con Podemos a su lado con todo su potencial, y sumar así miles de votos. Eso en teoría, claro.
En cuanto al resto, el BNG se lo ha pensado mucho y tras no conseguir convencer al exrector Salustiano Mato para que fuera su candidato, ha optado por un militante de la casa que lleva años haciendo el cursus honorum hasta alcanzar ahora el primer puesto. Obviamente no es lo mismo pero en definitiva conseguir un concejal sería un éxito. Porque el BNG ha vuelto a la posición de 1991, cuando Lois Castrillo lo recuperó de la miseria. El Bloque había estado en el primer gobierno local de la democracia para desaparecer a continuación. El resto es conocido, con su ascenso y nueva caída.
Detrás justo se encuentra Ciudadanos, que en todas las elecciones ha quedado al borde de entrar: en el Parlamento gallego, el Congreso y la Corporación. Cs también ha estado buscando una estrella, el exconselleiro Javier Guerra, pero mucho me extrañaría un acuerdo. La dirección de Cs ya anunció que en enero anunciaría su lista viguesa y que hoy por hoy no cuenta con Guerra, quien nunca ha estado verdaderamente interesado y prefiere mantenerse al margen. Recordemos que hace un par de años se presentó como presidente del PP vigués y perdió por poco frente a Elena Muñoz, que así se ganó su derecho a repetir en las municipales. Continuará...
