Opinión

Portugal como Vigo

Como no podía ser de otra forma por el equilibrio de fuerzas en el país vecino, el Parlamento de Portugal echó por tierra la propuesta de acabar con el peaje en la autovía que sube desde Oporto hasta Viana do Castelo, una carretera muy utilizada y por tanto conocida por los gallegos, en especial por miles de vigueses que cada año cruzan el Miño para ir de compras a Oporto, para coger el avión en el aeropuerto Sá Carneiro o pasar el día. 
La autovía es de peaje desde el día en que un gobierno socialista portugués decidió dar el paso acosado por la situación económica precaria, con el país intervenido por Europa y las cuentas públicas al borde del KO. En aquella situación extrema la decisión gubernamental se podía comprender, aunque tanto los alcaldes del Norte, como empresarios y comerciantes, señalaron mil veces que iba a resultar contraproducente por cuanto iba a ser una tasa a mayores. No hay datos concluyentes al respecto, pero sí sobre la situación de Portugal, que ha mejorado visiblemente. El fantasma de otra intervención se ha alejado y el Gobierno luso cuenta con manos libres para tomar decisiones. Pero no lo ha hecho pese a que resultaría muy popular, y le vendría muy bien en un momento en que se ha quedado en minoría. Ni siquiera la oposición se ha sumado al carro.
Así que Portugal mantiene el peaje en las autovías, lo que de momento no ha ocurrido al otro lado del Miño. Para compensar, Vigo disfruta de la autopista más cara y si los portugueses tendrán que seguir con un pago por circular desde Viana a Oporto, los gallegos sabemos que nuestra condena finalizará en 2048.

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