Opinión

Nos quedamos sin espacio en el puerto

Trece años costó ampliar y poner en servicio el muelle de Areal, planificado por Julio Pedrosa en la Presidencia de la Autoridad Portuaria en 2001, e inaugurado por Ignacio López-Chaves en 2014, aunque con un proyecto que apenas suponía el 60 por ciento del previsto inicialmente. Trece largos años. Han pasado menos de cuatro, Areal se ha quedado pequeño y la práctica totalidad de los espacios de la terminal han sido felizmente ocupados por actividades relacionadas con el sector marítimo, como los frigoríficos de Beiramar y Bouzas o las naves de Alfageme y Portocultura. Quedan algunos todavía por definir y desarrollar, sobre todo la base de contenedores de Rande, a la espera de resolver los accesos por carretera, y poco más. Así que ya es hora de poner sobre la mesa qué hará falta para el futuro próximo, ante la seguridad de que lo que se haga no será rápido, ni barato. 
El Puerto tiene entre sus prioridades unir Bouzas con la línea del tren, y eso supondría unos 600 millones de euros y conseguir convencer a Fomento y lograr fondos europeos. Y luego, hacer la obra, que supondría un trazado revolucionario por Valladares hasta Porriño. Las otras dos propuestas urgentes, que se incluirán en el Plan Estratégico y el Plan Director de Infraestructuras, no serán obras menores. Una pasa por convertir la escollera de Bouzas en el puerto exterior de Vigo, una terminal de aguas profundas en medio de la Ría cuyo desarrollo tendría que superar un estudio de impacto ambiental complicado por su afección sobre corrientes y el tráfico marítimo. Y luego, conseguir fondos. La otra consistiría en volver a Areal para tratar de acabar la segunda fase, que tampoco será rápido. Ni fácil. Y seguro que habrá oposición desde la propia ciudad. 

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