Opinión

El mayor problema de Galicia... y de Vigo

Galicia se queda sin gallegos, a un ritmo lento pero implacable. En el último año han sido 7.000 menos. No son muchos, pero si se echa la vista atrás la sangría se contabiliza por miles. La provincia de Ourense resume el drama: en el último padrón del INE se queda en poco más de 300.000 habitantes (40.000 menos que al inicio del siglo), con un saldo vegetativo negativo desde hace más de 20 años y cero posibilidades de revertirlo a corto o medio plazo. Es probable que Ourense se resuma antes de 20 años en la capital y cinco o seis villas. El resto, poco o nada. Hay ya algunos ayuntamientos, como el Concello de Beade, que suma apenas 400 vecinos. Hay incluso más censados en Vigo de este municipio ourensano.
En las Rías Baixas la situación era otra hasta hace bien poco: el eje atlántico se mantenía como reserva demográfica, desde A Coruña hasta Vigo, pero ya no. Vigo continúa siendo la primera ciudad gallega y probablemente durante muchos años salvo que  fragüe la fusión entre A Coruña y Arteixo, que daría un vuelco al ranking. Pero la Muy Leal ya sufre también del mismo mal, el mayor problema de Galicia, que se extiende. Vigo envejece y pierde población. Los primeros síntomas son visibles: el saldo vegetativo ha sido negativo en los dos últimos años y la llegada de inmigrantes se ha detenido o ralentizado, lo que ha afectado al censo municipal, que se aleja de los 300.00. Y lo que es peor, la salida de jóvenes a otros destinos se acelera debido a la falta de horizonte. Es muy probable que a corto plazo la población viguesa se sitúe en torno a los 288.000 habitantes, los que tenía la ciudad hace 20 años. Cierto que nada está escrito ni el destino fijado. Continuará...

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