La huida de Alcoa es una mala noticia no sólo para A Coruña sino para toda Galicia, pésimo síntoma de que llegan nubarrones sobre el sector industrial, siempre tan sensible a los cambios. En Vigo lo sabemos bien con la automoción, que ha tenido altibajos y que exige ayudas públicas para mantener su producción, y no digamos con el naval, que ha estado a punto de liquidación y ahora parece florecer, esperemos que por mucho tempo. Para Coruña, y para toda Galicia, lo de Alcoa es preocupante no sólo por la pérdida de cientos de puestos de trabajo directos sino por lo que anuncia.
De ahí que sostengo que Vigo necesita ponerse en guardia y tratar de salir del monocultivo -naval/automóvil- y ampliar horizontes en el sector terciario del turismo y el comercio. O lo hacemos nosotros o lo harán los municipios próximos. Cualquier día se instalará una gran superficie en Valença, como ya ha ocurrido en Braga, que ha pasado de ser un pequeño municipio a una ciudad que despega con su universidad y su apuesta comercial, visible en la implantación de Ikea, adonde miles de vigueses “emigran”.
A Coruña ha apostado con claridad por el turismo y sus datos son mejores que los vigueses, aunque con escasa diferencia. También hay más riqueza en la capital del Norte, y se puede cuantificar en la renta por persona, que supone 2.000 euros más de los coruñeses sobre los vigueses. Hace cuatro años la diferencia era menor, mil euros anuales. También se puede anotar en el PIB coruñés, que desde hace 20 años es superior al vigués y creciendo la diferencia en cada ejercicio. Quizá la recuperación de los astilleros y los nuevos modelos de PSA, en tres marcas, acorte diferencias, pero desde la Muy Leal haríamos bien en ponernos en guardia y aprovechar las oportunidades que llegan. Como el Camino Portugués de la Costa -señalizado, aún no- o grandes centros de ocio, como Porto Cabral. De momento está en nuestra mano. Continuará...
