Opinión

La importancia del padrón

Para Vigo es clave seguir creciendo, forma parte de su identidad como ciudad que su padrón continúe engordando y alcance y supere por fin los 300.000 residentes oficiales. Como los tiburones, parar equivale a morirse, y Vigo sólo puede aspirar a tener servicios administrativos y judiciales e infraestructuras de Primera División si continúa siendo la primera ciudad de Galicia. Al carecer del rango de capital -lo tiene en la ley del Área Metropolitana, pero esa es otra historia-  su único "título", ganado hace 50 años al superar a Coruña, está en el censo. Desde  1970 la distancia ha crecido y se mantiene de forma estable en torno a los 50.000 vecinos. Haciendo una comparación, Vigo equivale prácticamente a la suma de Coruña y Ferrol. Pero la historia no está zanjada. Es posible que antes o después se facilite una fusión de A Coruña con Arteixo, dos municipios unidos en todo, que conformarían un ayuntamientos de 290.000 vecinos. Ya se ha planteado en alguna ocasión, pero sin éxito, como también ha ocurrido entre Ferrol y Narón, dos ciudades que practican una suma cero que les lleva al furgón de cola gallego.
El Vigo que ahora conocemos es resultado de la fusión reciente de tres ayuntamientos que muy bien podrían existir todavía, el que lleva el nombre, Bouzas, que aportó las playas, y Lavadores, que trajo consigo O Calvario, Teis y todas las parroquias del extrarradio. Si cada uno de ellos estuviera por separado, Vigo tendría una superficie muy reducida, lo que impediría grandes proyectos, y apenas la mitad de la población actual. Y así, ni Universidad, ni aeropuerto, ni AVE, si algún día llega.

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