Opinión

El fracaso del puerto seco

Hace ya demasiados años, cerca de 20, se anunció la puesta en marcha de una plataforma logística que serviría al Puerto de Vigo entre Salvaterra y As Neves, conocida por sus siglas de Plisan: el mayor polígono empresarial de Galicia, con más de tres millones de metros cuadrados, frente a Portugal, iba a estar conectado por autovía y tren con Vigo para convertirse en el Puerto Seco de la Autoridad Portuaria. Como pasa en esta ciudad, aquella propuesta avanzó con una lentitud tal que en ese tiempo el vecino Portugal montó un parque empresarial enfrente que se ha convertido en un éxito gracias a sus buenos precios y contar con servicios adecuados. Mientras tanto, la Plisan continuaba como un proyecto que se encontraba todas las dificultades imaginables, incluyendo una feroz oposición ante los tribunales y dos o tres cambios en la forma de gestionar una plataforma cuya titularidad se repartieron Puerto de Vigo, Xunta y Zona Franca.
La Plisan llegó al colmo del absurdo cuando se convirtió en el argumento favorito del sector antiportuario, empeñado en el despropósito de que el puerto fuera seco y no húmedo, sin muelles ni mar. El colofón: después de todo este tiempo, ya sabemos que el interés empresarial por la Plisan es ínfimo, y sólo una gran conservera con sede en Vigo ha puesto en marcha su plan para implantarse, lo que ha supuesto al Puerto tener que hacer una reserva en sus presupuestos por el descalabro de una inversión que de momento no se ha amortizado. Pero lo peor es que ni siquiera puede ser un puerto seco: la distancia desde los muelles es excesiva para que se rentable su uso logístico. 

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