Opinión

El ejemplo de Oporto

Todo el norte de Portugal, entre el Duero y el Miño, cuenta con una sola Autoridad Portuaria tras unificarse bajo una sola gestión Oporto, Leixoes y Viana do Castelo, con un gran resultado en sus estadísticas. En Galicia, con menor población que la Región Norte lusa, hay cinco puertos del Estado, cada uno con sus intereses y que a menudo compiten entre sí, lo que resulta letal. Vigo, por ejemplo, mantiene un pulso con Marín que se ha resuelto con la fuga de Maersk a la terminal pontevedresa y el posterior traslado de la fruta desde el puerto marinense a Guixar. Vigo se ha recuperado en contenedores, aunque no del todo, y Marín ha sufrido un golpe muy duro en sus tráficos, como se puede constatar en su estadística negativa.
Oporto-Leixoes acaba de confirmar una inversión de 700 millones que será decisiva para sustentar su liderazgo en la Eurorregión. Siguiendo el mismo exitoso plan que con los aeropuertos, Portugal ha eliminado la competencia interna y concentrado el gasto con decisión en lo que le interesa, que ahora es una segunda terminal de cruceristas frente a la ciudad de Oporto -aunque el sector esté en cero, acabará recuperándose antes o después- y ampliar la capacidad en contenedores, lo que incluye una nueva explanada y mejorar el calado en los muelles con una operación arriesgada que exigirá demoliciones bajo el mar para ganar 14 metros de calado: cuenta con atraer a gigantes de más de 200 metros que necesitan puertos de aguas profundas.
¿Y Vigo? El Puerto proyecta ampliar la terminal de Bouzas para captar grandes buques, plan que ya ha sido criticado con todos los tópicos que en el pasado se dirigieron contra la plataforma de Bouzas. Sin ese "relleno", PSA ya no estaría en Vigo.

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