Opinión

Los edificios permanecen

El próximo 9 de noviembre, más de cuatro años después del inicio de la obra cuando aún estaba Rajoy al mando, se abrirá en Vigo la sede de la Tesorería General de la Seguridad Social, que será desde entonces el mayor edificio de la Administración del Estado en la ciudad, probablemente de la provincia. Y ahí está la clave: aunque la Tesorería, que es la piedra angular del funcionamiento de todo el sistema, ya tenía sus oficinas en Vigo, se encontraba en locales provisionales, así que podría fugarse a Pontevedra, donde después de todo le tocaría la sede en su condición de capital. Pero no ha sido así: la Tesorería de la provincia estará para siempre en Vigo. Los edificios cuentan y mucho y son la mejor muestra de cómo están las cosas de mal en una provincia dual que no acaba de serlo, lo que no supone beneficio para nadie. 
No voy a contar nada que no hayamos dicho muchas veces: Vigo y Pontevedra son una pareja oficial que vive separada de hecho, peleada o de espaldas, condenados a seguir juntos cuando ninguno de los cónyuges quiere hacerlo. En Pontevedra hay frustración, lógica, por tener que compartir con Vigo servicios esenciales; y en Vigo por lo mismo, con el añadido de que hay que pelear uno a uno. En el ámbito judicial, hay una Audiencia en Vigo y otra Pontevedra. De la Xunta, una delegación territorial en Vigo y otra en Pontevedra, ambas independientes entre sí; y un área sanitaria en el Lérez y otro en el Lagares, cada uno con sus propios gestores. La Universidad de Vigo tiene un campus en Pontevedra, como la Diputación una subsede en el Casco Vello vigués. En cuanto al Estado, Tráfico cuenta con oficinas en ambas ciudades, como también los registros, en tanto que la Tesorería y la Seguridad Social se encuentran en Vigo, y en Pontevedra sólo oficinas dependientes. 

Aún más raro es el caso del Ministerio de Hacienda: hay dos agencias tributarias, por lo que Galicia se divide a esos efectos en cinco provincias. Hasta en el ámbito eclesiástico pasa: la provincia de Tui-Vigo engloba el sur, y Pontevedra está unida a Compostela. Sólo coincide Vigo con Pontevedra en las elecciones, en la circunscripción que llega el nombre de la ciudad de la Boa Vila, como también pasa en las estadísticas provinciales. Lo que supone frustración en Vigo, condenada a sacar la cabeza constantemente. En definitiva, Vigo no es una ciudad pontevedresa, como a veces lamentablemente se lee todavía, sino la primera de Galicia. O la provincia se divide en dos, que sería lo mejor, haciendo oficial lo que ya es real, o se le cambia el nombre por Rías Baixas o Pontevedra-Vigo. Lo demás es perder el tiempo y reiterar problemas. 

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