Comparte Ferrol con Cádiz el título de ciudad que más población ha perdido en España en el siglo XXI. No por casualidad: pese a que se sitúen en ambos extremos, comparten mucho. Ambas han sido puestos destacados de la Armada y astilleros de grandes buques para Defensa y civiles. Y ambas han acabado en crisis al reducirse de forma tajante la presencia militar y los pedidos para barcos de características especiales, un mercado que se ha desplazado de Europa a Asia y que difícilmente volverá. Cádiz tiene a favor ser capital de provincia -inferior en habitantes a Jerez, pero por poco- y un potencial turístico enorme. Nada de ello goza Ferrol, que ha sufrido otro curioso fenómeno, el de la traslación: un tercio de sus vecinos se fueron a la vecina Narón, alcanzando una suma cero. Ferrol llegó a tener casi 100.000 habitantes y ahora no pasa de 60.000, mientras Narón roza los 40.000.
En este páramo ferrolano se ha abierto brecha su puerto y en concreto su terminal exterior, situada enfrente del muelle homónimo coruñés, con la que compite. La plataforma de Ferrol está en manos de una potente empresa turca que hasta ahora ha fracasado en su intento de convertir el puerto exterior en el primero de Galicia en contenedores. Está muy lejos de ello, pero cuenta a favor con tamaño -capacidad para mover en potencia miles de contenedores- y proyección internacional. También es posible que sume como inesperado aliado a la propia ciudad del Olivo, el Mar y el Castillo, especialista en dispararse en su propio pie. Con éxito.
