Si el vigués Alfonso Philippot y ahora la también viguesa Carmen García tienen razón en su fundada teoría sobre Colón, la Muy Leal tendrá que colocar entre sus ilustres vecinos al Almirante de la identidad desconocida. La historia oficial mantiene que Colón era un navegante genovés al servicio de quien pagara, primero Portugal, luego Castilla. Y ahí están los italianos con el Columbus Day que se celebra en EE UU como la llegada del Mayflower. Italia, que en materia de marketing lo hace realmente bien para vender desde pizzas a ferraris, monopoliza el Descubrimiento y España no pinta absolutamente nada en el mundo anglosajón salvo para la leyenda negra, otro producto exitoso de mercadotecnia, ésta de la factoría Orange, con el añadido de los bobos solemnes nacionales que le dan crédito.
Así están las cosas. Y sólo podrían cambiar si Philippot y García pueden demostrar que por descabellado que parezca Colón no era sino Pedro Álvarez de Sotomayor, con castillo en el municipio homónimo y torre en Vigo, hoy pazo de la Pastora. Las pruebas que manejan ambos, cada uno por su camino, son contundentes tanto las negativas -sobre que Colón no podría ser genovés por múltiples motivos, entre ellos su desconocimiento casi absoluto del idioma de su supuesta patria- como las positivas, destacando las relaciones familiares confirmadas de Álvarez de Sotomayor con otros personajes, que coinciden con las de colón. Uno sale de la historia cuando el otro entra en ella, en un mundo, el inicio del Renacimiento, donde no había DNI ni pasaportes ni fotos, así que era relativamente fácil camuflarse y cambiar de nombre o nacionalidad. Es seguro que lo hizo Don Cristóbal, quien jamás se llamó a sí mismo Christophorus Columbus, por cierto.
