Opinión

Alfageme no debe ser Cluny

Que después de varios años de cierre la antigua factoría Alfageme siga en pie y en aparentes buenas condiciones es mucho más de lo que se podría esperar teniendo en cuenta los terribles precedentes. Echemos un vistazo a las fábricas de GEA, en Cabral y Coruxo, una de las grandes empresas cerámicas del país, convertida en una ruina terrible. O la Panificadora, otro agujero negro  que quizá ahora pueda resolverse. No digamos Barrio do Cura, a la espera de que esta vez sea la oportunidad definitiva. La lista es tan larga que da vértigo: la mayoría del Casco Vello se encontraba en situación terminal y sólo la puesta en marcha del Consorcio Xunta-Concello -prueba de que la cooperación funciona y es eficiente- ha permitido colocar el barrio histórico fuera de la UCI, aunque O Berbés todavía dará pena hasta que lleguen la universidad y el albergue de peregrinos. El casco de Bouzas necesita con urgencia una inversión que lo reponga. Y otro tanto se puede decir del entorno industrial de Jacinto Benavente, como bien señalan los vecinos: una de las mejores zonas empresariales de Vigo es una ruina lastimosa, con naves vacías o sin utilización, otras cayéndose a trozos. Afortunadamente la Autoridad Portuaria ha tomado decisiones en la zona que es de su competencia, la parte que da a Beiramar, recuperando la plena actividad de factorías como las dos de Freiremar o las que eran de Pesca Puerta y Pescanova. 
Alfageme no es cualquier cosa. Se trata de una planta hermosa, única en su construcción -sin columnas en el interior, no hay otra de ese tamaño en Esaña- y que fue el símbolo de una empresa que llevó el nombre de Vigo por todo el mundo. Lo recordaba con razón Juan Vieites, el secretario de Anfaco, al presentar el museo con las piezas de la factoría de Tomás Alonso: “Nunca hubo mejor promoción internacional de la ciudad”. Alfageme probablemente habría podido continuar con su producción industrial o quizá haberse trasladado a otro punto de la ciudad, pero nada de eso ha ocurrido y sí una operación especulativa que acabó en siniestro total. Como coincidió con la caída del Plan de 2008, a día de hoy la fábrica vuelta a su estado urbanístico anterior, como suelo empresarial y no residencial. Pero eso va a cambiar más pronto que tarde, como cuenta hoy en este diario la concejala Caride. Quizá no haya otra solución para salvaguardar parte de la historia de la Muy Leal. Que no ocurra como con Cluny, yapara siempre una fotografía de un edificio perdido, derribado y destruido.

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