Opinión

30 años de la Universidad

Lo  mejor que le ha ocurrido a este ciudad en los últimos 30 años fue la creación de la Universidad de Vigo, que pese a su juventud ha logrado incluso colarse en alguna ocasión entre las 500 mejores del mundo en una lista muy exigente integrada por las 17.000 registradas. No es poco. Es una marca de calidad y un paso adelante para convertir a esta ciudad, que nació  marítima  y luego industrial, en un centro de conocimiento avanzado. Contaba ayer Luis Espada, que fue el primer rector, que  el nacimiento fue convulso y complicado por coincidir con la salida de Laxe del Gobierno gallego y la entrada de Fraga, nada partidario de la segregación, aunque el asunto ya era definitivo. No obstante, costó que  Medicina no llegara a ponerse en marcha e Vigo, cuando era una de las titulaciones que le tocaban en el reparto. 
La universidad supuso además el primer paso real en la tarea de dotar a Vigo de servicios propios de una capital en el sentido de gran urbe. Un camino que desde entonces se ha ido recorriendo con enormes éxitos, con hitos como la apertura de la Audiencia, un paso decisivo, que ha venido seguido de otros, entre los que destacaría dos: la oficina de Tráfico, por el servicio que presta, y la Delegación de la Xunta, porque supone llanamente elevar a Vigo al mismo nivel administrativo en la estructura organizaba de Galicia que las ciudades de A Coruña o Pontevedra, lo que por cierto provocó un enorme enfado por el entonces y hoy alcalde pontevedrés, que lo vio claro y convocó una protesta contra la decisión, mientras en esta ciudad nadie movió un dedo. Así somos. 

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