Opinión

25 años con lo mismo, o más

El Tribunal de Galicia acaba de dictar la enésima resolución sobre los aparthoteles de Samil, dando en esta ocasión su ¿definitiva? bendición a la autorización municipal para que puedan funciona como pisos turísticos, por lo que no serán demolidos. O sí, porque cabe otro recurso y la historia sigue rulando. El mismo tribunal realizará en septiembre una prueba pericial ¿definitiva? sobre la sentencia que condena al derribo el Piricoto, la famosa Colina de Castrelos. Ambas licencias se concedieron a principios de los años noventa, hace de eso más de un cuarto de siglo. En este tiempo ha habido cinco presidentes del Gobierno y seis alcaldes, cayeron las Torres Gemelas, se aplicó el 155 y el efecto 2000 se demostró como un fraude; el uso de los móviles pasó de anecdótico a imprescindible e internet cambió la forma de ver el mundo. Ha pasado de todo, pero la Justicia mantiene todavía ambos edificios bajo sospecha, acumulando problemas a los sucesivos responsables del Concello y angustia a los propietarios en ambos bloques. ¿Es normal que un asunto como ése se prolongue durante 25 años sin una resolución definitiva? 
Recordemos: tanto en Samil como en Castrelos las sentencias emitidas incluyen órdenes de derribo que de ejecutarse supondrían un coste muy elevado para la hacienda local y un quebranto para quienes de buena fe adquirieron pisos y apartamentos. En estos 25 años ha habido dos planes generales y el último de 2008 legalizaba la situación de ambos edificios por razones de peso, entre ellas una evidente: que poco tiene que ver el Vigo -la ciudad, la sociedad- de hace 25 años con el actual. 

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