Opinión

Stellantis lo cambió todo

Fue suficiente con que Stellantis recuperara el pulso para que Vigo se haya colocado en este 2023 en cuarto puesto en las exportaciones de España, tras Barcelona, Madrid y Valencia, recuperando una posición que parecía definitivamente perdida. Recordemos: en 2022, la provincia (básicamente Vigo) había bajado hasta la octava posición en el escalafón nacional, con el “sorpasso” añadido de A Coruña. En el primer trimestre del año en curso todo ha cambiado: no solo Vigo ha escalado hasta la cuarta posición sino que además presenta en su hoja de servicios el mejor saldo comercial de todo el país en la diferencia entre ventas al exterior e importaciones. Los datos del Ministerio de Industria confirman un incremento espectacular de mercancías exportadas a través del puerto vigués, gracias a que la automoción creció en casi un 100 por cien en marzo, tras conseguir estabilizar Stellantis su producción de cinco marcas distintas y volver a las cifras esperadas. Sin Stellantis, poco, más allá del comercio de bienes de equipo. Vigo depende cada vez más de su factoría de Balaídos, y aunque no sea nada nuevo conviene recordarlo a la hora de tomar decisiones. Dos esperan turno del Gobierno, una sobre el Perte de la automoción, otra sobre la Muy Alta Tensión que permitirá a la factoría competir en igualdad de condiciones con otras plantas peninsulares. Y encima de la mesa, las baterías eléctricas, para las que Portugal ya ha dado todas las facilidades, es decir, habrá apoyo económico ilimitado. Este es el mundo de Vigo en el siglo XXI, similar al del siglo anterior. El monocultivo económico no es la fórmula ideal para el futuro de una ciudad, pero empeñarse en lo imposible solo conduce a la melancolía.

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