Opinión

Tres claves económicas

En economía, si hay algo en lo que podrían estar de acuerdo todos los partidos políticos es en que en España hay mucho fraude fiscal, que admite cuando menos una corrección parcial. También pueden estar de acuerdo en que, en contra de lo que a menudo se cree, el Estado maneja, en términos relativos y absolutos, menos recursos públicos que los otros grandes estados de la Unión Europea, como Alemania o Francia. Otra cosa es que los escasos recursos que maneja los gestione mal o de manera ineficiente, sin distinguir demasiado entre gasto productivo e improductivo. Y hay una tercera cosa importante en la que también podrían estar todos de acuerdo: la fuerte caída de los ingresos públicos desde el comienzo de la crisis tiene un nombre: impuesto de sociedades, el único impuesto que no recuperó su posición del año 2007.
Son tres cosas de mero sentido común, con lo cual se supone que también Mariano Rajoy -el político que más apela al sentido común- puede admitirlas y hacerlas suyas, del mismo modo que toda la Oposición. Si unos y otros aceptasen las consecuencias de este análisis de datos, que no de opiniones, y las corrigiesen, España sería muy distinta. Casi podría decirse que radicalmente distinta, ya que ni siquiera tendría el problema de déficit público que tiene.
Si tomamos como válidos los datos de los Presupuestos Generales del Estado para 2016, el impuesto de Sociedades -el que pagan las empresas- ingresará en las arcas públicas 24.868 millones de euros, lo que supone un 44,52% menos que en 2007. Es decir, unos 20.000 millones de euros menos que antes de la crisis. Por el contrario, los otros grandes impuestos -IRPF, IVA, Especiales- o bien ingresarán más o se quedarán en niveles similares.
¿Tiene sentido que las empresas españolas, especialmente las más grandes -léase las del Ibex-35-, paguen menos impuestos en semejante proporción? No. Puede tener justificación que muchas empresas en crisis no lo hagan, pero no todas y menos aún las que siguen yendo bien o incluso van mejor. Porque de todo hay. ¿Y por qué no tiene sentido? Por algo evidente: de los 9,3 puntos de Producto Interior Bruto (PIB) perdidos por la economía española durante la crisis se han recuperado 6,2 puntos, que son dos tercios del total. Y esa recuperación no se ha trasladado a la fiscalidad de las empresas en la misma proporción. Algo falla.
Detrás de este análisis de datos no hay ideología ni menos aún afán alguno contra las empresas, que en una economía de mercado son un pilar básico del país. Sólo hay datos y sentido común.

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