Opinión

Sin unidad, imposible el progreso

En la pasada solemnidad del Apóstol, en el Día de Galicia, el rey, que normalmente solo hace la ofrenda en los años jubilares, dejó un mensaje claro asumiendo la responsabilidad que le compete en ese día y en la que le sustituye un delegado regio todos los años menos en el Año Santo. Pidió ante el Patrón de España una actitud que hoy más que nunca es tan necesaria: la unidad de todos para vencer las adversidades. Oportuno y claro toque de atención en estos tiempos.

En San Martiño Pinario, Felipe VI invitó a “afrontar con unidad profunda” las consecuencias “sociales y económicas” del coronavirus apremiando a mantenerse “diligentes y prudentes”. “Debemos afrontar las consecuencias sociales y económicas de la pandemia, que requieren una unidad profunda y un compromiso firme con la búsqueda del bien común”. “Santiago es apóstol de la unidad”, símbolo de “una llamada a los valores inherentes al ser humano”. Al tiempo, reivindicó el papel de la Corona como “punto de encuentro para recorrer unidos y en libertad el camino de nuestra historia. Actuando de manera incesante con espíritu de concordia y entendimiento”, para reafirmar “el sentido más profundo de comunidad ante los rebrotes que se extienden por el país”. “Le pedimos al Santo Patrón de España que siga a nuestro lado inspirándonos y protegiéndonos”, culminó don Felipe, quien mezcló el castellano y el gallego en su intervención.

Por su parte, el arzobispo don Julián Barrio afirmó: “Todos estamos en la misma barca, frágiles y desorientados, como nos decía el papa Francisco. No tiremos por la borda nuestra tradición, a la que tanto debemos”, reconociendo que los dilemas que ha generado la pandemia son enormes y no solo afectan a la salud o la economía, sino también a la confianza de las personas en el futuro. Además de recordar a las miles de víctimas de la covid-19, “cuyo recuerdo debe acompañarnos siempre”, ha reconocido “el impagable sacrificio de miles de ciudadanos de diferentes colectivos que combinaron la entrega sin límites con una profesionalidad extraordinaria”.

El arzobispo compostelano recordó a “todos los pueblos de España”, que viven con “mucha incertidumbre este tiempo de pandemia”. También instó a la urgencia de ayudarnos mutuamente en un momento en el que “da la impresión de que cuando teníamos todas las respuestas, de la noche a la mañana, nos han cambiado las preguntas”. “Hemos sentido la necesidad de la ternura humana, de acompañar y sentirnos acompañados, dirigiendo la mirada al entorno y al cielo, pidiendo la ayuda también al apóstol Santiago para superar esta pandemia”, dijo. 

Por último, el arzobispo urgió a “crear espacios donde todos puedan sentirse convocados, y nuevas formas de fraternidad y solidaridad, donde se destierre la tristeza y se cultive la alegría de pensar en los otros”. Al tiempo, invitó a reconstruir el tejido económico teniendo siempre en cuenta el bien común. Además de recordar a los muertos por el coronavirus, también citó a los del polémico accidente del Alvia. 

Dos intervenciones certeras, oportunas y de perenne actualidad las alocuciones tanto del rey como del arzobispo metropolitano en la solemnidad del Patrón de España y especialmente de Galicia. Y monseñor Barrio finalizó: “Intercede por nuestros gobernantes, para que sepan encontrar en diálogo sereno solución a los auténticos problemas que nos ocupan”.

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