Opinión

El problema de las primarias

Parece que la moda actual es la convocatoria de elecciones primarias para acceder a cargos políticos de relevancia. Una moda que, por lo que se está viendo, se extiende a diversos paises convocadas por los diversos partidos. En democracias consolidadas como puede ser la norteamericana, parece que la cuestión de las primarias es bien diferente. Recordemos, por ejemplo, la lucha entre Obama y Hillary Clinton, y que, después de los improperios que uno y la otra se dirigieron, ganó el primero y, sin problema, colocó a la esposa del expresidente como secretaria de Estado, cargo de máxima confianza. Pero acaso por estos pagos, con una democracia aún adolescente, las cosas serían, y de hecho así lo son, muy distintas. Unos salen ganadores y los otros pasan al ostracismo cuando no a la persecución por parte de los ganadores. Esta es la realidad que se palpa.
Por eso creo que la realización de elecciones primarias tienen ese grave problema que es el de dividir en la práctica a las formaciones políticas que las convocan. Falta altruismo, generosidad y visión unitaria de los militantes de muchos partidos. Son como una guerra entre enemigos a los que se les colocan hasta palos en las ruedas para que no corran una vez elegidos. Recientemente, para muestra, los socialistas portugueses las han tenido para elegir candidato a primer ministro, y el enfrentamiento entre el alcalde de Lisboa (Antonio Costa) y quien era secretario general del partido y parlamentario (Antonio José Seguro) duró meses, dejando en el camino muchas heridas que será difícil de restañar. Una lucha en la que los militantes y simpatizantes, incluyendo a los grandes barones, se posicionaron en la campaña.
La experiencia nos dice que en los partidos políticos suelen existir diversas "líneas" que se manifiestan en los congresos y en las elecciones internas. Esto, si se programa con unas primarias que duran meses y que se caldean desde un lado y otro, va desgastando a las distintas formaciones, debilitando su mensaje y perdiendo votos, y muchos de los perdedores siempre están dispuestos a engrosar el llamado "sindicato de cabreados". Es un peligro real a tener en cuenta por cuantos promueven las primarias.  Un país va adelante con la cohesión del partido gobernante y el de la oposición. Siempre es necesaria, pero más en estos tiempos en los que, como nunca, es precisa la unión y remar en el mismo sentido. Lo contrario también se refleja acabadas las primarias y llegados al poder, apareciendo versos sueltos que hacen cambiar incluso los programas electorales. Cualquier formación politica necesita dos pilares básicos: la imagen y los contenidos. Éstos suelen debatirse en las primarias incluso por los miembros del mismo partido. Una división más. Porque, y esto también es una lacra, en todas las formaciones hay afiliados únicamente por el "pesebre", y así nace otra división y, lo que es más grave, la corrupción de algunos que sin ética ni principios llegan a donde nunca debieron llegar.
Cierto que en democracia deben tenerse en cuenta las diversas opiniones, que para eso también son las primarias, pero el tema es sumamente delicado necesitándose el buen tino que sepa combinar la libertad y la unión partidaria. Nunca debieran celebrarse primarias cuando existe el serio peligro de crear división, porque pierden todos. Cuando la democracia está consolidada, el riesgo es menor, pero cuando pululan mentes "pueblerinas" y arribistas se corre un riesgo innecesario cuyas consecuencias las paga a la corta el mismo electorado. Eso pienso.

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