Opinión

La solemnidad de hoy

Posiblemente la jornada del año que más gente convoca, sobre todo en nuestros pueblos, sea el día de hoy, 15 de agosto, la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma a los cielos. Dogma mariano definido por Pío XII en 1950 y que en Oriente le llaman la “Dormición de María”. Es el triunfo de la humanidad, ya que fue la primera en vivir la resurrección de los muertos y tenía que ser así porque Ella es declarada la Madre de Dios, desde la Anunciación; la “Theotokos”, la llamó el Concilio de Efeso ya en siglo V. Y es Madre nuestra desde que en el Calvario, a todos representados en San Juan, nos la dio como madre.
Es una devoción enraizada en los más íntimos sentimientos del pueblo que la aclama. Por eso sobre todo en esta diócesis especialmente mariana, es difícil, imposible, encontrar una parroquia que en el día de hoy olvide estas esencias. Y así vuelven los emigrantes a celebrar sus raíces en los pueblos más remotos. Hoy es patrona de una mayoría de las parroquias ourensanas.
Si en algo están de acuerdo los creyentes es en la devoción a la Virgen que a lo largo de los siglos han ido confeccionando una hermosa sinfonía con sus oraciones, sus cantos, su iconografía, sus poesías, sus pinturas… con todas las muestras del arte pero sobre todo con tantos sacrificios que los creyentes llevan a cabo para venerarla con un cariño que brota del corazón de los hijos. La fiesta de hoy es ese brote verde que nace cada año porque por mucha secularización que exista y también por la indiferencia e incluso la increencia, en el fondo queda la devoción a la Virgen. Se podría citar una letanía inmensa con las advocaciones marianas en Ourense pero de igual modo en toda España de norte a sur.
Del Rocío hasta Aránzazu y Begoña, desde Montserrat, el Pilar, Torreciudad, Fuensanta, Fuencisla, Macarena. Virgen de los Reyes, Las Angustias de Granada y de Cuenca, Guadalupe, La Almudena, Peña de Francia, Covadonga y, ya en Galicia, Los Milagros, Franqueira, Clamadoira, Remedios, Ojos Grandes, La Barca y muchas otras que cada pueblo lleva en el sentir de sus más íntimos recuerdos.
Es casi imposible encontrar una jota aragonesa sin que en ella dejen de citar a la Virgen que dicen que “hasta el Ebro guarda silencio al pasa por el Pilar; la Virgen está durmiendo y no la quiere despertar”. O aquella otra para mi tan querida: “No debe escucharle nadie. Quien tiene madre y se queja no debe escucharle nadie. Porque no hay pena son consuelo para aquel que tiene madre”. Y es muy curioso como en la inmensa mayoría de los pueblos se organizan en este día las fiestas patronales. Fiestas gastronómicas, fiestas populares y sobre todo fiestas en las que las familias se unen, celebran, recuerdan y gozan. Porque ante esta fiesta todos nos sentimos un poco niños al mirar a tantas imágenes entrañables que traen a nuestra memoria vivencias infantiles que nunca se olvidan. ¡Cuanta razón tenía Castelao cuando afirmaba!: “Nunca un home deixa de ser neno no colo da sua nai”.
Los artistas y escultores han rivalizado a la hora de dejarnos plasmadas las distintas imágenes. Y es así como podemos encontrar tallas románicas, góticas, barrocas o de todos los estilos y en el afán de recoger todos los instantes de su vida humana ninguna como la Virgen Abrideira de Allariz que recoge los distintos momentos culmen de la vida humana de la Virgen porque, en feliz frase de Scoto: “Dios quiso, pudo y la hizo Inmaculada en previsión de los méritos de su Hijo”.

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