Opinión

Infección universal

En lo poco que va de año hemos recibido unas noticias que impactan a cualquier persona sensata, con sentimientos y corazón. China extiende la cuarentena por el coronavirus cerrando accesos de la entrada y salida ante el temor de que el coronavirus se expanda y la OMS da la alerta mundial. Imagínense una ciudad cinco veces más grande que Londres. Pues así es Wuhan. Y 33 millones de personas encerradas sin poder salir ni entrar de sus ciudades en China para frenar el coronavirus. Son centenares los muertos por el brote del coronavirus y miles los casos confirmados en diversas regiones y extendiéndose a otros países. Son ya muchos las zonas con casos declarados. El Gobierno chino ha decidido cerrar por completo Wuhan. Los vuelos y las líneas de trenes han sido cancelados, así como el servicio de buses y ferris. El coronavirus es un 80 por ciento similar al virus del síndrome respiratorio agudo y que provocó un brote en 2003 que afectó a 8.098 personas y mató a 773, principalmente en China.

En Wuhan, capital de la provincia de Hubei y uno de los cuatro centros ferroviarios más importantes del país, los autobuses urbanos, el metro, los vuelos y los trenes de corta y larga distancia quedaron suspendidos hasta nuevo aviso. En su mercado de especies vivas se originó un brote que ha hecho saltar las alarmas a nivel internacional. De hecho, el conocido como 2019-nCoV ya ha traspasado fronteras con personas infectadas: Japón, Corea del Sur, Tailandia, Estados Unidos, Macao, Singapur, Vietnam y Hong Kong, entre otros.
Impresiona que en 9 días se ha construido un hospital con mil camas. Realmente impresionante y la alarma universal dada por la OMS está sensibilizando a la población de todo el planeta. Porque además está dando la impresión de que al mundo se le oculta toda la realidad. Son miles los casos detectados y hablan de centenares de muertos, creándose una psicosis universal imparable. Ya se agotan las mascarillas en todas las partes del mundo y los viajes a China son los mínimos y los habitantes de aquel país que aquí llegan son examinados con lupa.

La realidad plasmada en las líneas anteriores es para crear depresión y angustia que debemos eliminar. Pero sí comentar y lamentar que este juguete llamado mundo está sufriendo ataques de diverso tipo que lo convierten en poco atrayente. En todas estas catástrofes que constriñen al mundo sería necesario una colaboración masiva, en primer lugar para crear un ambiente más respirable y para que la sensibilización sea cada día mayor. Sin propagandas sospechosas pero con esfuerzo común. 

Porque esta clase de epidemias suscitan una pregunta básica y es si acaso se pueden evitar. Evidentemente muchas de estas epidemias y desgracias son provocadas por desidias humanas o, lo que es mucho más grave, por la especulación de algunos (estados incluidos) en su afán de conseguir grandes beneficios. Lo cual nos dice que son previsibles y evitables si existiera un control mundial sobre la utilización de ciertos productos peligrosos. Es lo de siempre, el capitalismo desaforado y el ansiado lucro con la utilización de elementos que se sabe científicamente contraproducentes y que debiera prohibirse su utilización. ¿Nace de un caso similar el coronavirus? Debe examinarse.

Sería muy triste que en mundo globalizado de hoy en día primase la economía y los beneficios crematísticos sobre la salud del planeta y, en definitiva, sobre la salud de los ciudadanos.

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