Opinión

Hasta el rabo todo es toro

Una amiga de Badajoz se presentó a unas elecciones en las que todo el mundo aseguraba que tenía todo a favor. Al final en una discutida elección ganó quien competía con ella. Y me recordó un refrán castellano: “Hasta que pasa el rabo todo es toro”. Pues algo similar ocurre con los resultados de las elecciones que acaban de celebrarse. Fue necesario que pasase el “rabo” para cerciorarnos de que esa parte del morlaco también es toro… Y ese rabo han sido las urnas.
El resultado es fruto de la situación en la que vive este país en los últimos tiempos, con decisiones incomprensibles. Todos, y eran muchos, manifestaron reiteradamente un malestar y una serie de exabruptos que para nada les han servido. Se deseaba algo nuevo, o por lo menos distinto. La campaña se ha reducido a unos dardos cruzados sin afrontar de veras los problemas reales de este pueblo. El desbarajuste catalán, la corrupción por doquier y las traiciones y zancadillas mutuas han propiciado el resultado que ahora tenemos delante. Esa es la realidad. Son fruto de ese malestar generalizado en contra de una clase política que lejos de ir a la realidad de la ciudadanía se dedica a tirar fuegos al aire para ver si caen votos. Entretenidos en temas que de ninguna manera reflejan la realidad; más bien “su” realidad y deseo de protagonismo.
El panorama en que las elecciones han colocado a España es fruto de unos ingredientes a tener en cuenta. En primer lugar es un cambio de ciclo como lo fue cuando desapareció la UCD. Es de imperiosa necesidad que se refunde y reestructure la derecha española y que algunos tengan la elegancia de retirarse. Aunque es difícil para algunos irse a casa y prescindir de protagonismo. Con todos los respetos creo que Aznar, con su postura tras las primarias del PP, ha hecho daño a los populares. Su hora, sus ideas y su imagen pasaron hace tiempo. Dio la impresión de que estaba manejando los hilos del nuevo equipo. Y sus desencuentros con Rajoy fueron notorios y perjudiciales. Hubiese estado mejor callado.
Por otra parte, a Pedro Sánchez hay que reconocerle objetivamente que tiene la virtud de la constancia, tenacidad y lucha sin tregua. Pese a ser echado de la secretaría general del PSOE y de tener a los barones del partido en contra, él ha seguido adelante luchando denodadamente y hoy con justicia, a la tercera, tiene escaños para poder decir que posee la mayoría aunque minoritaria. 
Les queda a los nuevos diputados la misión de entenderse por el bien de España y resolver el problema catalán entre otros temas. Hay dos datos muy significativos. En primer lugar el resultado del PP en Cataluña y sobre todo en Andalucía, que a pocos meses de hacerse con el poder hoy parece que el electorado les da la espalda. Otro punto habrá de tener en cuenta el PP y es que siendo la corrupción de los ERE andaluces tan grave como la del partido de Rajoy, las tintas siempre se cargaron en éste soslayando lo de Andalucía.
La corrupción debe desaparecer de inmediato y la limpieza debe ser generalizada en todas las formaciones para dar salida a tantas cosas pendientes como la economía, la educación, la sanidad y muchas cosas más olvidando, de una vez por todas, los casos que llevaron a la prisión a varios politicos y que en los tribunales merodean otros más. 
Al final, como resumen, me quedo con dos opiniones aparecidas tras los comicios en estas mismas páginas. Manuel Herminio Iglesias: “Se o Estado vai afrontar cambios de calado non vexo o panorama necesario para chegar a grandes acordos”, y la de Antonio Vallejo: “Es necesario que se cumpla el artículo 2 de la Constitución: que se garantice la indisoluble unidad de España”.

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