Opinión

El tío Paco

Silencio en la noche,’ va la primera estrofa del famoso tango melancólico de Carlos Gardel, seguido por, ‘eran cinco hermanos…,’ y finalmente, ‘ya todo está en calma…silencio en las almas.’ El pasado lunes, a los 103 años, falleció Francisco Pérez Pereiro, el tío de mi mujer, más conocido en Vigo como ‘Paco el de la Belga’. Su padre, Don Faustino Pérez fue un funcionario de la RENFE que acabó su carrera como Jefe de Estación de Vigo. Tuvo cinco hijos, Antonio - mi suegro - Pepe, Enrique, Paco, Tino y una hija Lidia. Paco era amigo del tertuliano Fernando Franco, ambos vecinos en el Casco Vello que en su día le dedicó sendos artículos sobre su vida a la vez que incluyó el fallecimiento en su habitual columna del Faro de Vigo. 
Pero la razón de recitar parte de los versos de Gardel al principio de esta nota, además de pertenecer a una familia gallega de cinco hermanos, me hizo recordar el amor que tenía Paco por bailar durante años, siempre con su mujer Aida, que era otra forofa y en especial cuando tocaban un tango. Cuando fui Cónsul Honorario del Reino Unido, mi colega de la Argentina me conseguía entradas para la conmemoración anual del ilustre artista argentino y siempre le pedía dos más para Paco y su mujer. Ahí nos íbamos todos los años al teatro García Barbón a ver el magnífico espectáculo de baile y canto llorando con la proyección de la película en donde Gardel canta desde un barco, ‘Mi Buenos Aires querido’.  
Cuando Paco cumplió los 100 años, se reunió toda la familia, entre hijos/as, cuñados/as, nietos/as, bisnietos/as y primos/as en un gran almuerzo baile en el Club Náutico de Vigo. Con todo el respeto a los israelís, parecía un clip de la Lista de Schindler. Recuerdo que Paco saco a bailar al amor de su vida y naturalmente los aplausos eran al demostrar que aun sabía los pasos de un tango. Como bien recordó Fernando, su nacimiento coincidió con el día que zarpó el famoso buque ‘Titanic’ de Southampton, el 10 de Abril del 1912. Si su madre hubiera demorado otros 4 días, que es cuando se hundió la nave siniestrada, la celebración de su cumpleaños hubiera sido un acontecimiento nacional. Aun así quedó bien documentado en su tierra natal de Galicia. Durante su trayectoria comercial cogió las riendas de la famosa cristalería ‘La Belga’ que sea quizás por lo que más se le recuerda en esta ciudad. El fundador original era don José Cameselle Rial, padre de Aida que fue un emprendedor, estudió artes plásticos e introdujo por primera vez la cristalería artística creando la empresa en 1920. Años más tarde, su yerno Don Francisco Pérez Pereiro cogió las riendas como gerente. 
En los últimos años, durante mis paseos matutinos por la ciudad me encontraba al Tío Paco en una de las cafeterías del Casco Vello, a veces con Fernando, su hija Mari o Carlos el marido de su nieta. Otras, observando al Dinoseto, e intercambiando unos saludos. Me comentaba que nunca se perdía mis artículos del sábado en el AD. Es lógico que la vida extensa de una persona de más de 100 años, que aun era sano y lucido tenía muchas anécdotas que contar. Tío Paco lucho en la Guerra Civil y lo único que me contó, hace años, es que siempre tenía los pies mojados por estar tanto tiempo en las trincheras. Me dio la impresión, y es una opinión personal, que no quería recordar esa trágica época del pasado español. ¡Que en paz descanses, Tío Paco!

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