El gobierno de su majestad Isabel II ha aprobado una nueva ley que convierte a la isla británica en un país xenófobo que ha cerrado las puertas a cualquier europeo que se atreva a buscar trabajo, residencia, enamorarse de un/a ingles/a u otra razón al no ser que sea un superdotado/a con titulitis o que tenga una buena cuenta bancaria y aun así con ciertos peros. Se ha convertido en una fortaleza que incluso obligara a los que si serán permitidos entrar saber el idioma inglés. O sea, se ha acabado la ganga de trabajar en un pub o un hotel con el objetivo de aprender el idioma.
El gobierno pretende que los puestos de trabajo de personal no cualificado y de poca educación, que asciende a aproximadamente 8 millones, lo cubran los mismos ‘ninis’ ingleses. Usando un poco de sentido común, estos puestos de trabajo son de todo tipo desde la hostelería hasta cuidadores/as en centros geriátricos para dará ejemplos, y en su mayoría los cubrían ciudadanos de varios países de Europa, aunque lo del idioma era lo de menos.
Para los supuestos expertos, profesionales, doctorados y lo que sea qué si podrán optar por un trabajo, el gobierno ha fijado ciertas normas indispensables de antemano. Aparte del idioma, lo primero es tener una oferta de un puesto fijo de antemano y que el sueldo mínimo anual es de Euros 28,670. También han puesto fin a la posibilidad de ser autónomo como fue el caso de los polacos fontaneros y los albañiles rumanos. El derecho de las actividades artísticas, deportivas y musicales si podrán los ciudadanos europeos acceder a los conciertos, competiciones, exhibiciones y demás actos correspondientes. Para colmo, además de las exigencias antes mencionadas, es la introducción de un sistema de ‘cuotas’ al estilo australiano -también USA- que limitará al número de europeos y los pondrá en una supuesta ‘lista de espera’ con ciudadanos de otras partes del mundo, ejemplo, países como la India o Uganda. Otra formalidad será el control en las fronteras. Ya no se podrá viajar con el carné de identidad (DNI), ejemplo España que, según los ingleses, acabaría con el actual sistema de cruzar el charco con documentación falsificada. Todo esto entrará en vigor el 1º de Enero, 2021, o sea, dentro de menos de un año. Como no era de esperar, inmediatamente comenzaron las críticas, especialmente de los sectores como la confederación de empresarios británicos que han dicho que las nuevas normas causaran problemas muy graves en sectores como la agricultura, la pesca, o la hostelería. Aunque éstos puestos no eran suficientemente remunerados, eran de suma importancia para la economía del país.
Tampoco se quedaron con brazos cruzados la oposición de los partidos Laborista y Liberal Demócrata además de los sindicatos que dijeron que las empresas tendrán que apretar el cinturón con la consecuencia de una reducción los actuales puestos de trabajo. Una de las críticas más fuertes, y que España conoce muy bien, es la gran pérdida de personal sanitario entre médicos, enfermeros/as y auxiliares. Se supone que los actuales ciudadanos europeos que tienen un puesto de trabajo podrán seguir en Inglaterra, pero todo esto está por ver. ¿Por qué? Porque el Reino Unido no tiene un sistema de documento de identidad para extranjeros. ¿Y qué pasará en Europa, no solo con los británicos que ya son residentes sino con el flujo de ingleses que desean viajar y buscar trabajo en el futuro? Como esto ha cogido de sorpresa a la Comisión Europea, estaremos pendientes de aquí a fin de año a ver con que salen los políticos en Bruselas como acto reciproco. Continuara…
