Opinión

¡Nadie cumple!

Nos hemos informado por los medios de comunicación de que el coronavirus ha vuelto con virulencia y afecta nuevamente a gran parte de la nación. ¡No me extraña nada! ¿Por qué? Porque, aparte del uso obligatorio de la mascarilla, nadie cumple a raja tabla el requisito básico de la distancia de un metro y medio entre personas que no forman parte de una familia o seres que comparten vivienda. ¿No me creen? Solo un paseo por esta ciudad por los siguientes establecimientos o lugares vemos a diario, este incumplimiento. Comencemos por los super mercados. Uno entre con la distancia permitida, se frota las manos con el gel, se pone un guante de plástico, coge un carrito y a comprar. 

Los sectores de pescadería, carnicería, frutas y verduras bien marcados por estas distancias exigidas. ¿Pero en el resto de super qué? Cada uno a su aire cruzando y tropezando con otros clientes. Llevan un recorrido como vigas láser de un lado para otro. Pasemos por una frutería/verdulería. Gran parte están con un cartel de ‘máximo 6 personas’ y el mostrador con la dependienta/o bien protegido con una pantalla de plástico. ¡Ah! Pero ocurre lo mismo que en los super. Los/as clientes/as de un lado para otro llenando la bolsa con los productos. Les cuento la visita a la pescadería de mi barrio. 

Esta todo detrás de un mismo tipo de protección y tiene dos sectores de acceso a comprar y pagar, o sea, dos personas a la vez. ¿Pero que pasa? De vez en cuando el de mi lado ‘cruza’ para pedir, apuntando con le dedo al besugo de oferta, cruzando esa línea roja de metro y medio. Las farmacias es otro ejemplo, un poco distinto pero similar. El de mi barrio, al igual que la pescadería, permite acceso a dos personas. ¿Qué ocurre? Mas de una vez, lo he observado, entra otra persona y da un ‘paseo’ buscando algún producto de cosmético o lo que sea. A veces la farmacéutica/o le llama la atención y la/o echa a la calle y que espere. Ahora toca turno las terrazas de los bares y la separación de las mesas. La mayoría de mi barrio cumplen. ¡Pero, siempre hay un pero! En la acera, guardan la distancia entre las mesas dejando un pasillo de alrededor de 2 metros. ¿Pero que me dicen de los peatones que pasan por el medio? ¡Durante todo el día! Ahora toca la zona dentro de los mismos. La mayoría cumplen a raja tabla. ¿Pero que pasa a veces en la barra o cuando uno desea ir al servicio’? Mas de lo mismo. El tropiezo con otro cliente que a lo mejor se marcha del local. Y cuando juega al Celta y lo transmiten por la tele, agárrense al asiento que a veces las peñas bailan en el local si Iago mete uno de eso goles fabulosos. Por último, es lo que veo en la playa de Samil, especialmente el paseo a lo largo de la playa.

Reconozco que el Concello tiene muy bien señalado en la playa con las líneas rojas con cupo máximo de 10 grupos de personas y en el paseo con grandes círculos rojos indicando el distanciamiento del metro y medio. Incluso hay marcas verdes de pies indicando claramente que se camina por la derecha guardando la distancia reglamentaria. ¡Pero aquí viene el pero otra vez! Hace ya días que hago el recorrido y he visto de todo. Bicicletas y monopatines. Docenas de jóvenes haciendo aerobismo esquivando los peatones. Grupos de 3 o más personas que no respetan la distancia obligando a otros a apartarse cuando los pasan. Pero lo peor son los puntos de acceso desde los parkings o las paradas de autobuses. Grupos de personas, ignorando los que pasean buscando la bajada verde a la playa. En fin. Si queremos controlar este virus hay que respetar la distancia. ¡Es muy simple!

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