Opinión

Los mayores

Es curioso. Estoy en los últimos 3 capítulos de mi novela, aunque en realidad es como dicen en ingles un ‘remake’ que trata sobre un matrimonio entre una joven maestra inglesa y un diplomático español, nativo de Galicia, varios años mayor, que, durante casi tres décadas de aventuras internacionales, el marido comienza a sufrir de Alzheimer. Al final es ingresado en una residencia - ficticia - en Ourense. 

Desde que se detecta su enfermedad hasta que fallece, su mujer - no tienen hijos y los hermanos del marido viven en el extranjero - sufre de ansiedad, depresión y tristeza. Pero en ningún momento ha dejado de amarlo y está a su cuidado constantemente hasta los últimos momentos cuando es ingresado al estar en la fase final en que ya no se acuerda de su propia mujer. No seguiré con esta pequeña sinopsis del resto de la novela, porque no viene a cuento, perdón la redundancia, por la razón de escribir esta nota. Cualquier persona que se dedica seriamente a la escritura de novelas debe dedicar horas y horas de investigación. En el caso de mi novela, los archivos sobre la patología del Alzheimer rebozan en mi despacho. 

Pero no son los únicos. De la misma manera, pero no con tanto detalle estudié lo que podría ser el sufrimiento psicológico de los familiares, en este caso su mujer, tomando en cuenta de que el matrimonio no tenía familiares en su entorno, o sea Ourense. Otro añadido trauma para la mujer. Debo hacer una pausa para explicar que, a lo largo de su vida internacional, la pareja había pasado algunos años en Madrid y muchos meses de vacaciones en el Reino de Breogán. La inglesa ya era casi bilingüe, con exámenes del Cervantes incluido, y entendía muy bien el idioma gallego. Al fin y al cabo, era maestra de profesión. Bueno, vayamos al grano. ¡El coronavirus! El nuevo mal que amenaza fuertemente al futuro de la humanidad en todo el planeta, mas que los tsunamis, más que la polución y el calentamiento de la tierra (aunque esta muy cerca), mas que las diferencias políticas, mas que las propias guerras y para que seguir.
 El futuro de sobrevivencia de 6500 millones de seres humanos está en manos de una puta peste que arrasa el globo terráqueo como la marabunta en la película de Charlton Heston y el resto de las películas de este género de la maquinaria imaginativa de Hollywood. Todos vamos a sufrir y es consabido que los mas vulnerables a ser infectados son los niños/pequeños y los mayores de 65 años. Pero dentro de este ultimo grupo son los de más de 70 y en especial los de 80. ¡Y es a lo que voy! Las últimas noticias que aparece sobre lo que esta pasando en los centros - ¡El que uso en mi novela! – en el cual los cuidadores no tienen ni para protegerse, la mortalidad es enorme y hasta horrores como cadáveres compartiendo con pacientes… ¿Pero vamos a ver? ¿Por qué esta pasando esto? Se habla en todo el mundo de la falta de todo tipo de protección, de las medidas dramáticas de protección – me refiero a la buena medida de quedarse en casa - ¿Pero y nuestros mayores? Piensen en el personaje de mi novela. Un distinguido diplomático confinado a un centro. 

A lo mejor lo comparte con personas de otros sectores de la ciudadanía generalmente jubilada. Un fontanero, una peluquera, un taxista, una mariqueadora, para dar ejemplos ¡Pero todos han vivido una vida llena de todo tipo! Unos los han pasado muy mal, otros han conseguido sus éxitos individuales. Pero todos, sin exención, son generaciones pasadas. Un aviso a navegantes. Jóvenes y no tan jóvenes de estas generaciones, si algún día salgamos de esta porquería recuerden que ustedes también llegaran a su hora. Somos todos mortales.

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