Opinión

Jour de féte

La traducción es ‘Día de Fiesta’ y es el título de una película de 1949 con el actor cómico Jacques Tati, celebre no solo como actor, pero como guionista, productor y director. Un genio que falleció en 1982 a los 72 años. Desde décadas o quizás siglos los pueblos de Europa, incluida España celebran un día como fiesta principal y Galicia no es una excepción. Volviendo al tema de la película, el pueblo se llamaba ‘Sainte-sur-Indre’ en Francia y el personaje principal es el cartero que debido a sus torpezas causa todo tipo de catástrofe durante la fiesta. O sea, típica comedia de este genio que probablemente ya pasó de moda, pero sigue en la memoria de los que éramos jóvenes y disfrutábamos del genero del siglo pasado. 
Hago referencia a esta película en particular porque estamos en plena época precisamente de ‘las fiestas de pueblo’ y desde más de 60 años, he asistido, esporádicamente, a la de la familia de mi mujer incluso antes de casarme con la plétora de anécdotas particulares de su pueblo. Desde soltero hasta casado y luego con nietos. Recuerdo que la primera vez, durante la dictadura, me hospede por unos días en el edificio de la única tasca en un cuarto con goteras porque coincidió con el diluvio universal el día que llegué. Aun está. Como anécdota posterior, el dueño presumió de que me enseñó a hablar en español, aunque sabía que ya era bilingüe.
 A partir de esas fechas de los años 50 y ya casado con familia he asistido todos los años que coincidí tanto al estar de vacaciones de verano como los de haber trabajado en la Cidade Frondosa. ¡Y han sido decenas! Lo que más me encanta, y estoy seguro que ocurre en todos los pueblos de Galicia es que al pasar los años las tradiciones no cambian. En el caso del pueblo de mi mujer comienza con la subasta de ‘pasear a la Virgen’ de la pequeña iglesia de la parroquia que da el pistoletazo de salida. Le siguen en la procesión la banda de música y los feligreses y feligresas todos/as ‘empilchados/as’ con las prendas de moda. Luego ver volver a la ‘Virgen’ para dar paso al concierto. Mientras, se abre el bar y la tertulia. Los chavales juegan, las aldeanas cotillean y los aldeanos se quejan de los políticos. No faltan las gaseosas, los ‘vermús’, unos ‘gin tonics’, vino tinto o blanco, pinchos de todo tipo y los puestos de dulces y rosquillas. 
Por cierto, todo bien organizado con venta de ‘tickets’ para las consumiciones. Nada del ‘despelote’ de griterío en la gran barra del único ‘pub’ tratando de pagar en efectivo. Ya llegado el medio día una escapada al río - Tea - que está muy cerca y luego a la casa de mi hijo que vive cerca a comer churrasco y vegetales de la huerta. No falta el vino, luego el postre que lo trae mi mujer, el café, el chupito y el puro. Sobremesa, descanso, dejar pasar las horas para no infringir en la tasa de alcohol en el sistema, regresar cumpliendo las normas de la DGT, aguantar a unos cuantos majaretas que creen que la carretera es de ellos y con un poco de suerte pasar el resto de la tarde viendo alguna película gilipollas en la televisión. Buenas noches hasta el año que viene, si Dios quiere, como dice el refrán.

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