Opinión

Los inoportunos novios de la muerte

Les supongo informados del episodio protagonizado por unos legionarios en el Hospital Materno Infantil de Málaga. De la mano de la Cofradía de Mena, la del Cristo de la Buena Muerte, visitaron a los niños allí ingresados, les regalaron peluches de su mascota, charlaron con ellos y cerraron la visita entonando su himno: "Soy el novio de la muerte". Sólo haberse colado en un quirófano, en plena operación y con la cabra de la Legión de la mano, podría haber sido más inoportuno que entonar a un grupo de niños enfermos, algunos de gravedad, un himno guerrero y necrófilo que canta un enamorado de la parca "herido con zarpa de fiera, que va a unirse en lazo fuerte con tal leal compañera".
Ante la avalancha de críticas ciudadanas y políticas, el centro hospitalario, el Ejército de Tierra y la Cofradía de Mena han salido a defender "la normalidad" de lo sucedido. Han dicho que no hubo quejas y que la asistencia a la visita por parte de los niños y sus familias era voluntaria. 
Faltaría más. Hubiese sido de nota que hubieran sido obligados a asistir a la interpretación. Quizás los niños hospitalizados escucharan el himno sin atar cabos, pero intentar acercar la Semana Santa a un hospital infantil de la mano de la Cofradía del Cristo de la Buena Muerte y con doce legionarios que se autoproclaman novios de la muerte es jugar con fuego. Como lo sería homenajear la maternidad con una performance porno, aunque los bebés no se coscaran.
En fin, todo ha sido tan normal que apostaría a que no se va a volver a repetir en un futuro. 
No creo que a los legionarios se les vuelva a ocurrir e imagino a las autoridades sanitarias pidiéndoles el repertorio antes de autorizar otra visita que culmine con la perturbadora canción entonada en tan inoportuno marco y frente a espectadores en tan especial circunstancia. Porque la buena voluntad de los legionarios, como su valor, se les presume.

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