Opinión

Sánchez ha convertido a Franco en asunto de actualidad

Ya me he referido otras veces a la frecuencia con que Pedro Sánchez alcanza de lleno con sus acciones el llamado “efecto serendipia” que esencialmente es, según el caso, hallar lo que no se busca (un descubrimiento casual, de los que está llena la ciencia) o, en el caso de la política, provocar lo contrario de lo que se pretende. El ejemplo estos días más notable, al margen de su pertinencia y oportunidad, es el asunto de la exhumación y traslado de los restos de Franco desde su tumba en el valle de los caídos.
¿Qué efecto ha logrado?: resucitar al franquismo y provocar un nuevo debate que divide a los españoles de modo innecesario. No conoce Sánchez aquel consejo de Napoleón de que “gobernar es establecer prioridades”. Y yo no digo que no es necesario darle un sentido nuevo al Valle de los Caídos, es que me pregunto si con los problemas que tiene España planteados éste era el mejor momento para hacerlo. ¿Qué pasa?, pues que, a falta de otros recursos mejores, Sánchez quiere pasar a la historia como el presidente que rectificó la historia. Zapatero lo hizo antes, cuando destruyó el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca (la unidad de archivo) y envió una parte del mismo (incluidos documentos que no procedían de aquella región) a Cataluña.
Desde que Sánchez recuperó la dirección del PSOE ha introducido cambios substantivos en conceptos esenciales, no sólo de su propia ideología, sino de una concepción de España que asumen la inmensa mayoría de los españoles, una irresponsabilidad que nos conduce una incierta aventura. Ahora acaba de responder que lo que ofrece a Cataluña es “el autogobierno”; es decir, retirar de aquella comunidad, si lo entendemos en el pleno sentido de la palabra, retirar de allí lo poco que ya queda del Estado.
Y en este sentido, lo más sorprendente, es que no sólo demuestre su poca talla (y cultura) como hombre de Estado. Por ignorar ignora hasta la historia de su partido y la de España, como cuando atribuyó la Ley del Divorcio al PSOE.
Las contradicciones y el efecto de su improvisación al frente de la nación está produciendo ya sus consecuencias al introducir, como si no tuviéramos bastante con el asunto de Cataluña, nuevos elementos de enfrentan y disparan los ánimos de los españoles. Reynaldo Pérez ha analizado las relaciones entre “causa y efecto” de este modo “Los errores o equivocaciones que el ser humano comete siempre vendrán acarreando una consecuencia, esto se relaciona a causa y efecto, o sea la causa es la acción realizada; el efecto es la consecuencia de nuestros actos ya sean positivos o negativos. Cualquiera que lance un búmeran al universo siempre lo tendrá de regreso porque es la Ley de causa y efecto”.
Dejando aparte el impacto moral de decir una cosa y la contraria, o hacer lo contrario de lo que enfáticamente se anunció (desde no pactar un gobierno con Podemos o aceptar los votos de los independentistas para formarlo), Sánchez no se avergüenza ni tampoco quienes lo siguen de ser un presidente hipotecado, ortopédico, sostenido sobre las muletas de quienes lo apuntalan sin que su alianza se fundamentara en un programa de gobierno, sino en el único objetivo de desalojar a la derecha y engañar a los españoles aseverando que era un paso intermedio para convocar de inmediato elecciones y dar la voz a los ciudadanos para que decidiéramos.
Y repito lo que ya concluía hace meses: Pedro Sánchez arrastra una merecida fama de hombre inseguro, incierto, que en apenas unos meses afirma una cosa y la contraria, de manera sobrevenida, pero nunca explicada, sobre asuntos que para la mayoría de los españoles no deben ser abordados de manera frívola y precipitada. ¿Quién nos asegura que mañana no dirá lo contrario de lo que ahora afirma? Ahora se abra con Pablo Iglesias, a quien hace poco calificaba de “mentiroso” y de personaje cuyas ideas conducen a Venezuela. Y para colmo, como si el PSOE no tuviera hombres o mujeres propios a quien proponer, ha pedido a Carmena (“Los manteros no son un problema” los anima a violentar la frontera de España, o sea, una jueza que dice que la venta de falsificaciones no es un problema o anima a entrar de modo ilegal en España”), que vuelva a ser candidata a la alcaldía de Madrid.
De todos modos, no hay que fiarse. Mañana puede decir otra cosa.
 

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