Opinión

La renuncia de Felipe a la herencia tiene un carácter simbólico y efectivo

El principio esencial de la “comunicación de crisis” consiste en elegir el momento de lanzar una comunicación obligatoria y que no se puede ocultar, porque sus efectos pueden ser peores. Esa información debe difundirse aprovechando y eligiendo el momento que otro acontecimiento de relieve oculte, palíe o anule sus efectos. La Casa Real nos acaba de ofrecer un ejemplo de libro de este recurso, comunicando a la nación que reconoce que el comportamiento del rey honorífico –que no emérito—no tiene nada de ejemplar y que caso de producirse en un ciudadano corriente podría llevarlo a la cárcel y al decomiso del ilegal fruto de su conducta.
Decía Churchill que, a veces, la historia es una sucesión de paradojas. No deja de serlo que cuando el país está en vilo por la extensión del “coronavilus”, la Casa Real lance un comunicado que no deja lugar a dudas en cuanto a reconocer las andanzas de Juan Carlos I, al que, por su modo de vida, antes y después de dejar la Corona, se ha calificado por sus frivolidades como el “Faruk” español. Pero si estamos asombrados por el comunicado, no lo estamos menos por sus afirmaciones si las cotejamos con el vigente Código Civil en la mano con respeto a sucesiones y herencias.
La Casa del Rey ha anunciado este domingo que Felipe VI ha renunciado a la herencia de Don Juan Carlos "que personalmente le pudiera corresponder" y ha avanzado también que el rey emérito deja de percibir la asignación que tiene fijada en los Presupuestos de la Casa de S.M. el Rey. Primera cuestión, ¿de qué va a vivir ahora Juan Carlos I? O sea, que dispondrá de otros recursos. ¿Qué renuncia a la herencia? ¿Y cómo es eso? Veamos el Código Civil. Artículo 816 “Toda renuncia o transacción sobre la legítima futura entre el que la debe y sus herederos forzosos es nula, y éstos podrán reclamarla cuando muera aquél; pero deberán traer a colación lo que hubiesen recibido por la renuncia o transacción”. Artículo 991: Nadie podrá aceptar ni repudiar sin estar cierto de la muerte de la persona a quien haya de heredar y de su derecho a la herencia.
¿Qué valor tiene esa renuncia o qué valor va a tener cuando Juan Carlos I fallezca? ¿Podrá o no podrá heredar Felipe V, cuando además será un acto privado del que podríamos no enterarnos? El momento de renunciar es cuando se está en disposición de recibir la herencia, y ese momento no ha llegado. La renuncia tiene un sentido, a mi entender, y salvo opinión mejor fundada, meramente simbólica. Ya veremos lo que pasa en su día. ¿Se acordará alguien entonces de los españoles que sigan vivos? ¿Qué pasará con la fortuna inmensa de Juan Carlos?
La fortuna de Juan Carlos I se cifra en 1.800, según The New York Times y en 1.700 por la revista económica Forbes. En el origen y proceso de acumulación de comisiones diversas por operaciones de alto nivel, incluidas las rentas del petróleo que se obtiene a través de Arabia Saudí.  Ahora aparece un personaje clave Álvaro Jaime de Orleans-Borbón, primo el ex rey Juan Carlos y amigo de Corinna zu Sayn-Wittgenstein. Es primo lejano del monarca y vive en Mónaco, comparte amistades, contactos y reuniones con los personajes de ese mundo. Juan Carlos acrecentó sus relaciones con su primo, cuando el rey honorífico mantenía su relación con Corinna. Ahora, tras la última revelación de The Telegraph, se sospecha que el primo del monarca sea su “hombre de paja”, como ya reconoció la propia Corinna, y actúe como testaferro. En septiembre de 2019, dos representantes de la Fiscalía Anticorrupción española -un fiscal y el jefe de la unidad de Policía Judicial de ese órgano- interrogaron en Londres a Corinna en relación con sus afirmaciones de que empresarios españoles pagaron una comisión de 100 millones de euros por conseguir el contrato de construcción del tren de alta velocidad de La Meca (Arabia Saudí).
Felipe VI ha renunciado también "a cualquier activo, inversión o estructura financiera cuyo origen, características o finalidad puedan no estar en consonancia con la legalidad o con los criterios de rectitud e integridad que rigen su actividad institucional y privada y que deben informar la actividad de la Corona". Pero la pregunta subsiguiente es otra: ¿Por qué si el asunto de las comisiones y los negocios privados del rey honorífico, sus líos de faldas y los manejos financieros y comisiones, sobre todo por la renta del petróleo, son historias viejas surge esto ahora? 
Y por si nos faltaba alguien en este episodio de alcobas, bancos, comisiones, fundaciones, herencias y enredos, aparece de nuevo la amiga del Rey Juan Carlos Corinna zu Sayn Wittgenstein afirmando que desde 2018 “trató de informar a la Casa Real del abuso" que, según ella, ha estado sufriendo desde hace "ocho años", pero que "se hizo caso omiso" y no se tomó "medida alguna" para remediarlo. Y como se sabe, la señora esta ha anunciado que tiene intención de denunciar a Juan Carlos y al exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) Félix Sanz Roldán (con el que se entrevistó en su día) ante los tribunales británicos por amenazas y el acoso que dice sufrir para que no revele secretos de Estado que, según ella, le acusan de tener en su poder, tal y como adelantaron sus abogados.
Lo más insólito es que después de todo esto, el PSOE se una a los partidos dinásticos y se niegue a abrir un debate en el Congreso de los Diputados y una investigación sobre este escándalo que afecta a la primera institución del Estado.

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